Esta semana cumple 50 años una de las mayores #innovaciones del retail: el código de barras.
Fue el 3 de abril de 1973 cuando se escaneó el primero, el de un paquete de chicles Wrigley’s Juicy Fruit en un supermercado de Ohio (EE.UU.) Actualmente, más de 6.000 millones de #códigosdebarras se escanean cada día en todo el mundo.
El inventor fue Joe Woodland, un ingeniero que había trabajado en el "proyecto Manhattan", y que en 1949 estaba en Miami contratado para resolver un problema que aquejaba a las grandes cadenas de #supermercados. Se perdía demasiado tiempo ordenando #productos, pegando etiquetas de #precios en los estantes y productos, y cobrando ¿Podría una máquina ayudar a todo eso? Ideó un sistema de barras basado en el código morse que pudiera aplicarse a las etiquetas de producto
Sin embargo, no se llegó a aplicar porque faltaba una #tecnología clave para los lectores de códigos, el #láser, inventado en los años 60. Mientras tanto, se fue avanzando en el diseño de un código de barras...
A primeros de los 70s, gracias a empresas como IBM y la NCR Corporation se comercializó un diseño de código de barras y un prototipo de lector. Y las primeras empresas se lanzaron a aplicarlo en 1973.
Sin embargo el éxito no fue inmediato: en 1976 se publicó un artículo en Bloomberg Businessweek titulado: "El escáner de supermercado que falló". Muchos retailers y fabricantes se resistían: los escáneres eran muy costosos y los fabricantes dudaban del beneficio de poner pequeñas pegatinas codificadas a todos y cada uno de los artículos en su inventario.
La experiencia de los retailers que lo aplicaron y consultoras como McKinsey & Company ayudaron a las grandes cadenas de retail a entender los beneficios del código de barras:
- permitía a los retailers un aumento permanente del 10% al 12% en los #beneficios, así como una disminución del 1% al 2% en los costes operativos
- ello permitía bajar precios y aumentar la cuota de mercado
- y mejorar el análisis de #datos que traía mejoras en la planificación de compra y en una mayor capacidad de respuesta a las necesidades del consumidor
Pocos inventos han tenido un impacto tan grande en el comercio.
La inteligencia artificial revoluciona la experiencia de compra en tienda
Por La Redacción
El uso de la inteligencia artificial se está generalizando en el sector del retail, aportando numerosas ventajas para las enseñas y las marcas que quieren ofrecer a sus consumidores una experiencia de compra cada vez más digital y autónoma.
Los consumidores se han convertido en expertos digitales y sus expectativas han evolucionado considerablemente: quieren encontrar en el punto de venta las mismas ventajas que ofrece la compra por internet como, por ejemplo, el acceso a la información, la autonomía, la oferta de productos y el ahorro de tiempo.
La tienda física siempre ha sido y seguirá siendo el canal de compra preferido por los consumidores y representa hoy en día el 80% de las ventas en el sector del retail. Sin embargo, el 75% de las decisiones de compra se toman en línea. Por esta razón, hoy en día los consumidores esperan una experiencia de compra en tienda fluida y sin fricciones, en la que el smartphone desempeña un papel fundamental. Pero para que las promociones y la información sobre los productos sean accesibles, los retailers deben comunicarse continuamente con sus clientes y ofrecerles servicios como la posibilidad de chatear con un asistente, pedir un producto o hacer una recogida en tienda, incluso antes de que lleguen al punto de venta.
Esta transformación de la experiencia de compra puede lograrse mediante la inteligencia artificial, cuya adopción en el sector minorista a nivel mundial pasará del 40% al 80% en los próximos 3 años, según un estudio de IBM Corporation.
Pero, ¿qué es la inteligencia artificial (IA)? La inteligencia artificial es la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear. Vemos el uso de la IA, por ejemplo, en los asistentes de voz o las aplicaciones GPS, capaces de detectar en tiempo real el tráfico, o en aplicaciones como el ChatGPT, un sistema capaz de responder a cualquier cosa que se le pregunte y que se ha hecho famoso en las últimas semanas.
En los últimos años hemos visto cómo la IA se está imponiendo cada vez más en el mundo del comercio, transformando la interacción entre el cliente y la tienda, y en general, todo el proceso de compra. ShopFully, la empresa propietaria de Tiendeo y compañía tecnológica líder en Drive to Store que conecta a millones de consumidores en línea con las tiendas de su entorno, analiza el impacto de la inteligencia artificialen las 4 P’s del marketing mix y sus oportunidades para el sector del retail.
El producto
La inteligencia artificial permite analizar grandes cantidades de datos sobre los clientes y sus preferencias, y la evolución de las ventas de los distintos productos. Esto permite a los retailers y las marcas identificar tendencias y predecir cambios en la demanda de los consumidores de forma fiable.
La IA también ofrece la posibilidad de gestionar de forma inteligente la cadena de suministro, controlando la disponibilidad de los productos y optimizando la colocación de estos. Gracias a la inteligencia artificial, los retailers pueden, por ejemplo, comprobar en tiempo real si los productos están disponibles y bien etiquetados, si están colocados en el lugar correcto, o si la fruta y verdura está dañada, minimizando así los costes asociados con la sobrecompra o la falta de stock.
El precio
Por otra parte, la IA puede ayudar a las empresas a fijar precios más precisos y dinámicos, que cambian según los datos de la demanda, la competencia y las tendencias del mercado. Además, con el uso de las estanterías inteligentes, se puede identificar cualquier error de precio de un producto para que el personal de tienda pueda modificarlo.
El punto de venta
La inteligencia artificial está transformando la forma en la que los consumidores compran productos en tienda, eliminando las barreras entre el canal físico y el digital. En los últimos años hemos visto, por ejemplo, el nacimiento de las tiendas sin cajeros gracias al reconocimiento inteligente de productos y a la facturación automatizada.
La tecnología de reconocimiento de voz, los chatbots y las pantallas interactivas son otros ejemplos de cómo la IA trata de replicar los puntos fuertes de la experiencia en línea a la que está acostumbrado el consumidor, mejorando la experiencia del cliente en el punto de venta.
Las promociones
Las promociones también son un ámbito donde la IA ofrece grandes beneficios a las enseñas, permitiéndoles personalizar el contenido mostrado al cliente y optimizar sus campañas de marketing.
Por ejemplo, la publicidad programática utiliza la IA para analizar el historial de compra, el comportamiento de los clientes y sus preferencias a partir de todos los datos disponibles para, a continuación, sugerirles un artículo u oferta concreta en el momento más adecuado y en la tienda más cercana al cliente. De este modo, el gasto en publicidad es más eficaz y aumenta la fidelidad de los clientes.
“La personalización desempeña hoy en día un papel muy importante. Crear anuncios específicos que se dirijan a un público objetivo concreto genera mejores resultados, pero no sólo hay que diseñar bien los contenidos: también hay que asegurarse de que los anuncios lleguen en el momento y el lugar adecuado para atraer a la audiencia en un panorama digital sobresaturado. Esto es lo que hace ShopFully, que permite a marcas y retailers aprovechar el potencial de la inteligencia artificial digitalizando sus ofertas y promociones para impactar a su público ideal en el digital y atraerlo a las tiendas más cercanas. Esta comunicación geopersonalizada a lo largo del recorrido de compra permite una experiencia omnicanal óptima”, explica Lila Coghen, Country Manager Iberia en ShopFully.
En resumen, la IA está transformando la forma en que las empresas abordan las 4 P’s del marketing y les está permitiendo tomar decisiones basadas en datos y personalizadas que mejoran sus resultados. Ahora, depende de las marcas y retailers encontrar su lugar en esta tecnología y explorar todo su potencial.
El futuro del sector Retail
Los clientes han dejado de ser sujetos pasivos y se han convertido en sujetos que demandan autenticidad, novedad, conveniencia y creatividad en su experiencia de compra.
Artículo de opinión escrito por Fernando Pasamón, socio responsable a nivel global de Consultoría de Retail.
No es la primera vez, ni será la última, que los expertos del sector del retail hablen del cambio de paradigma en el papel de los consumidores en los procesos de compra. De un tiempo a esta parte, han dejado de ser el tradicional sujeto pasivo para convertirse en sujetos que demandan autenticidad, novedad, conveniencia y creatividad en su experiencia de compra. Y que tienen el poder para que esa exigencia se convierta en motor de cambio en el sector. A pesar de ello, no es arriesgado decir que no todos los jugadores están sabiendo adaptarse al cambio en el terreno de juego.
Los retailers más innovadores han comenzado a asumir que la tecnología no es solo un complemento, sino que se ha convertido en parte fundamental de la experiencia de compra, y que puede contribuir de forma fundamental en el diseño de nuevas experiencias de compra que aumenten la lealtad de estos hacia nuestras marcas. Poco a poco tecnologías exponenciales como la inteligencia artificial, robótica y la realidad virtual están empezando a abrirse paso en las tiendas. Y otras mucho más asentadas, como las redes sociales o las aplicaciones móviles, están provocando cambios significativos en todo el sector.
Cada año Deloitte elabora el informe Global Powers of Retailing, que además de proporcionar un ranking de las 250 empresas más grandes del mundo en el sector, analiza la transformación y los retos a los que se enfrenta. Y así como en la pasada edición se señalaba el gap tecnológico entre consumidores y retailers, este año hemos ido más allá, analizando los cambios en nuestra frma de consumir, y vivir, que estas tecnologías están teniendo.
Menos es más
Uno de los cambios más notables que han experimentado los consumidores como grupo en los últimos años es el paso de un consumo casi compulsivo a uno mucho más intencionado, haciendo suyo el dicho de que menos es más. En este sentido, la tendencia ha dejado de ser el definirnos por la cantidad de cosas que poseamos, sino que hemos empezado a hacerlo por la calidad de nuestras posesiones, el estatus que nos aportan y las experiencias que nos suponga adquirirlas. E, incluso, más allá de una personalización o exclusividad basada en el precio, los consumidores empiezan a valorar la unicidad en términos de disponibilidad o de métodos de fabricación. Hemos pasado de la producción en masa a lo artesanal y hecho a medida.
Uno de las consecuencias de esta transformación puede comprobarse en el descenso del tráfico de visitas registrado en tiendas y grandes almacenes en los últimos dos años. Pero también en el incremento que ha experimentado el consumo de “experiencias”, que ha triplicado al de “productos” en este mismo periodo de tiempo. El sector de moda ha sido, sin duda, el que más ha sentido este cambio, y no son pocos los retailers que están ajustando sus modelos de negocio (basados hasta ahora en consumo frecuente a bajo precio) a uno más ajustado a las exigencias actuales. Así, en los últimos años se han multiplicado la aparición de colecciones exclusivas de disponibilidad limitada (tanto en número como en tiempo), las colaboraciones con diseñadores de lujo o las prendas que puedan dar respuesta a otras demandas (ecofriendly, comercio justo…).
Following economy
Y es que este tipo de prendas no sólo ayuda a consumidores más concienciados, sino a aquellos que, de alguna manera, quieren convertir sus compras en una declaración de intenciones. En una tendencia de marca propia. Porque si algo ha conseguido la tecnología, en concreto la popularización de las redes sociales, es que cada uno de nosotros tengamos la oportunidad de convertirnos en una marca personal.
Intencionadamente o no, los consumidores buscan distinguirse del resto y, por lo tanto, todo su consumo irá encaminado a posicionar y asentar esta imagen en las redes. La posibilidad de estar al día de lo que las celebrities hacen, opinan y consumen tiene mucho más impacto en los hábitos de compra de lo que los personajes públicos tenían hace unos años, cuando el contacto era más limitado. Pero no sólo eso, la posibilidad de que cualquiera se convierta en un influencer, o consiga reunir una masa crítica de seguidores, empieza a tener su efecto en cómo las marcas conciben, y comunican, sus creaciones.
Esta tendencia empezó circunscrita casi exclusivamente al sector del Turismo, coincidiendo con el aumento del poder adquisitivo de la generación Millennial, que valora casi al mismo nivel tanto su disfrute particular de un viaje como la percepción que de este tienen sus seguidores y amigos en la Red. Y poco a poco se está trasladando al mundo de la distribución, afectando, una vez más, especialmente al sector de la moda. Aquellas marcas que sean capaces de ofrecer experiencias que ayuden a afianzar la marca personal de cada consumidor en las redes sociales conseguirán construir una base fiel de clientes y seguir siendo relevantes en los próximos años.
On demand
Otro de los cambios de actitud más significativos de los últimos años es el deseo de inmediatez que se ha adueñado del proceso de compra. La aparición de players muy potentes en el sector del retail capaces de satisfacer esta necesidad (Amazon y su servicio Prime Now, principalmente), está obligando al resto de jugadores a competir en un campo de juego completamente nuevo, y cuyas reglas no terminan de estar claras. Y lo que es aún más significativo, lo que en un primer momento afectaba a la moda o la tecnología, mucho más apegados a la inmediatez de la recompensa desde sus orígenes, se está trasladando a otros que, en teoría, no parecía que fueran a estar afectados por el boom de la compra online, como la alimentación.
En este sentido, Europa está sirviendo como laboratorio de pruebas donde se enfrentan el presente y el pasado del sector. Por un lado, la comodidad de pedir online, de tener entrega a domicilio sin tener que esperar días entre la compra y la entrega. Por el otro, la calidad y frescura de los productos locales, es decir, lo que se ha llamado la compra de proximidad. Y, por supuesto, la posibilidad de elegir entre la entrega a domicilio o recoger en tienda, que previsiblemente serán las opciones preferidas en grandes ciudades y zonas rurales, respectivamente. Los acuerdos entre empresas tecnológicas, o incluso empresas de mensajería, y los pequeños proveedores locales serán los que determinen quién acabará reinando en este nuevo panorama.
"Retailization" of the world
Todos estos cambios están provocando, además, un efecto secundario de forma conjunta, y es la disolución de las barreras que solían determinar qué es un retailer. El grado de penetración de formatos alternativos dentro del sector está alcanzando niveles dramáticos, especialmente en economías en desarrollo. Aunque los mercados más maduros no están libres de este intrusismo, como, por ejemplo, la aparición de modelos de negocios basados en la suscripción o la popularización de las pop up store.
Una de las cosas de las que sí podemos estar seguros es que las tecnologías disruptivas y la irrupción de modelos de negocio alternativos no dejarán de influir en los procesos de compra, satisfaciendo nuevas necesidades para los consumidores. Seguirán siendo palancas de cambio en la forma en la que compramos, y tendrán su impacto en la decisión de qué compramos. Aquellos retailers tradicionales que sean capaces de reinventarse, de transformar incluso sus modelos de negocio, serán los que marquen el camino a seguir en un futuro que se presenta complicado y apasionante al mismo tiempo.
El declive de los supermercados | DW Documental - DW
Durante décadas, las grandes cadenas de supermercados dominaron el mercado mundial de comestibles. Pero la dura guerra de precios y los gigantes digitales como Amazon y Alibaba están hundiendo al sector en una crisis cada vez más profunda. Desde la década de 1960, los grandes grupos de supermercados eran considerados indiscutibles. Sin embargo, desde hace varios años se encuentran en una profunda crisis. La competencia entre ellos es feroz. Recurren a métodos de negociación cada vez más agresivos a expensas de los proveedores, la agricultura y la producción, vulnerando muchas veces los límites del ordenamiento legal europeo. Pero esta encarnizada batalla comercial no es solo entre los propios consorcios: desde la entrada triunfal de gigantes digitales como Amazon y Alibaba, los supermercados han tenido que vérselas con nuevos actores que están invirtiendo exponencialmente en el sector de la alimentación. En Estados Unidos, Amazon abrió su propia cadena de supermercados para superar a sus rivales Walmart y Target, y conquistar el mercado estadounidense de comestibles. En China, Alibaba y JD.com invierten en diferentes áreas de la cadena de suministro de alimentos. Abren sus propias granjas avícolas y de frutas y verduras, reemplazando el trabajo humano por máquinas manejadas por inteligencia artificial. ¿Qué impacto tendrá una revolución comercial de este tipo en las condiciones de trabajo, en la calidad de nuestros alimentos y en el futuro de nuestro planeta? En base a testimonios y documentos inéditos, este documental nos muestra desde dentro los templos del consumo y los entresijos, a veces turbios, de su modelo de negocio.
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