lunes, 20 de junio de 2016

Claves del Retail_ Impacto del Neuromarketing en el Retail _ David Martínez Roig -

El término neuromarketing recientemente se ha puesto de moda en España, pero lo cierto es que el análisis de la conducta del consumidor mediante el uso de los conocimientos que aporta la psicología y las neurociencias viene ya de largo, desde muchas décadas atrás.
Por ejemplo, si nos centramos en la concepción que limita el término neuromarketing únicamente al uso de aparatos para analizar con detalle el comportamiento cerebral (u otros parámetros biométricos) en relación con la conducta del consumidor y los mercados, nos encontramos que, ya en la década de los sesenta, Herbert E. Krugman publicaba su interesante estudio Brain wave measures of media involvement, en el que medía ondas cerebrales producidas en respuesta a determinados anuncios (EEG –electroencefalografía–) e incluso grababa el movimiento de los ojos ante determinados anuncios (salvando las distancias y las tecnologías, es un antecedente del eye tracking). En sus interpretaciones ya nos indicaba: «It appears that this subject´s mode of response to television is very different from her response to print. That is, the basical electrical response of the brain is more to the media than to content differences within the TV commercials or…». Por otro lado, en los años cincuenta ya se medían los movimientos oculares con complejos aparatos (eye tracking) y desde finales de 1800 se hacía de forma más rudimentaria.
Desde todavía mucho más tiempo atrás, diferentes áreas de la psicología (psicofarmacología, psicobiología, psicología social, psicología evolutiva, etc.) han estudiado el comportamiento de las personas y dentro de este análisis ha estado la aplicación del método científico para comprender el comportamiento de los consumidores en los mercados y en situaciones de compra en el punto de venta.
Como es lógico (aunque no siempre se hace así), resulta fundamental tener en cuenta el componente humano durante la creación/diseño del punto de venta y su posterior mantenimiento y adecuación a las campañas, promociones, nuevas secciones, aplicaciones y reducciones de gama, etc. En este momento, la psicología en general y el neuromarketing en particular son herramientas imprescindibles para lograr el éxito en retail. En ocasiones, antes de llegar a la aplicación de técnicas de neuromarketing es necesaria la aplicación del sentido común y no dejarse guiar únicamente por corazonadas o la intuición a la hora de emprender una nueva aventura en un punto de venta.
Por ejemplo, antes de abrir una nueva tienda resulta fundamental hacerse una serie de preguntas imprescindibles:
  1. ¿Es extraordinaria mi tienda?
  2. ¿Es diferente a las demás? ¿En qué? ¿Lo sabe el cliente?
  3. ¿Es mi concepto lo suficientemente innovador/novedoso/atractivo para que a los consumidores les valga la pena hablar de él?
Si la respuesta a alguna de dichas preguntas es negativa, las posibilidades de que nuestra tienda sea un éxito y exista un retorno en la inversión se reducen notablemente.
Por experiencia puedo afirmar que muchos puntos de venta se abren porque se ha visto algo similar en la competencia, porque se vio en un viaje una tienda que «gustó» (sin analizar la adaptabilidad de dicho producto a los hábitos y costumbres del nuevo país), por una corazonada o simplemente porque se encuentra un local comercial con un precio de alquiler atractivo.
Prometer garantía de éxito en la apertura de un nuevo negocio en retail es una osadía, pero lo que sí se puede garantizar es minimizar el riesgo que siempre supone una nueva aventura y disminuir las posibilidades de fracaso beneficiándonos de los conocimientos que aportan la psicología aplicada y el neuromarketing. En España se cierran muchos nuevos negocios al poco tiempo de abrirlos y, entre los múltiples motivos, hay uno que destaca: como normal general, no se estudia al consumidor ni sus necesidades.
Volviendo al estudio de la conducta del consumidor e introduciéndonos más en el campo de las neurociencias, cabe indicar que la neuropsicología estudia la relación entre el cerebro y la conducta, y el neuromarketing, por su parte, es la aplicación de los métodos neurocientíficos para comprender la conducta humana en los mercados. Gracias a la medición de parámetros biométricos tales como ondas cerebrales, cambios en la piel, pulsaciones, dilatación de las pupilas, etc., es posible conocer con mayor detalle aspectos de la conducta humana.
En otras palabras, la psicología y el neuromarketing permiten analizar con mayor detalle los deseos, necesidades, experiencias, sentimientos, recuerdos, atención, percepción, memoria y motivaciones de las personas haciendo uso de diferentes técnicas y metodologías experimentales.
Libros de gran éxito como Buyology, de Martin Lindstrom, han contribuido favorablemente al conocimiento y difusión del neuromarketing y sus aplicaciones en el mundo empresarial, pero también han tenido una parte negativa: la idea de que aplicar el neuromarketing en las empresas tiene un coste de millones de dólares y que solo las grandes multinacionales pueden acceder a este tipo de estudios. Como veremos más adelante, esta creencia no está fundada en datos reales. Si bien es cierto que hacer un estudio del flujo sanguíneo del cerebro ante determinados estímulos puede ser costoso, también es cierto que aplicar los conceptos de percepción, atención y memoria al diseño de un nuevo producto o al punto de venta para favorecer la experiencia de compra e incluso hacer un estudio con eye tracking son prácticas muy rentables, pues la apuesta económica es baja y existe un retorno en la inversión.
La técnica del eye tracking se basa en el seguimiento del movimiento de los globos oculares de las personas ante un determinado estímulo. El análisis de los movimientos oculares es un tipo de medición biométrica que resulta de gran ayuda para comprender actos no conscientes realizados por los consumidores en diferentes situaciones, entre las que son especialmente relevantes en nuestro caso las que se dan durante una compra en el punto de venta o ante el diseño de un nuevo packaging.
La tecnología utilizada para llevar a cabo dicho seguimiento ocular emplea cámaras de alta velocidad que tienen por finalidad rastrear el movimiento de los globos oculares, la dilatación de la pupila y el parpadeo del consumidor, entre otros factores. El diseño de las gafas y el acceso a ellas han evolucionado mucho en los últimos años, de modo que ahora están diseñadas de una manera tan poco invasiva que incluso algunos sujetos, cuando están participando en un estudio en el punto de venta, se van al baño o llevan a cabo otro tipo de acciones olvidándose por completo de que son partícipes de un proyecto de investigación y de que llevan las gafas puestas.
La información recogida con las gafas y analizada con un software específico permite conocer los recorridos visuales de los sujetos y crear «mapas de calor» que indiquen los puntos «calientes» de la imagen, es decir, los lugares en los que la vista se detiene durante más tiempo. De este modo, por ejemplo, nos basamos en datos objetivos a la hora de ubicar un elemento u otro en el packaging, sin guiarnos por el «me gusta» o «no me gusta», siempre un concepto tan subjetivo y sesgado (y tan frecuentemente aplicado en el diseño gráfico). Lo que buscamos es un packaging vendedor que capte la atención del consumidor en el punto de venta y apoye la decisión de compra. Las composiciones decorativas y artísticas están muy bien, pero las podemos dejar para otro tipo de soportes e incluso para la decoración de la oficina y los concursos publicitarios. Por su parte, el uso del eye tracking en el diseño del punto de venta nos aporta también numerosas ventajas; nos permite, por ejemplo, analizar lo siguiente en el punto de venta:
Retornando al análisis del comportamiento del cerebro humano, si nos centramos en su composición y estructura, sucintamente podemos indicar que son tres grandes partes las que lo componen. Una «nueva» o neocórtex, que piensa y toma las decisiones racionales; un cerebro intermedio, que está muy influido por las emociones y los sentimientos, y otro viejo, también llamado de reptil o reptiliano, que recopila la información de las dos partes anteriores y desencadena la decisión final, hecho fundamental a tener en cuenta en el análisis de la decisión de compra.
comportamiento y movimiento en el lineal,tiempo empleado en la decisión de compra y la acción,
  • impacto de las promociones,
  • visualización de precios,
  • impacto del merchandising y fórmulas expositivas,
  • árbol de decisión de compra ante el lineal,
  • visualización de formatos y marcas.
Si nos situamos cronológicamente, hablando en términos evolutivos el cerebro reptiliano tiene más de 450 millones de años y posee unas características originales muy marcadas, tales como una fuerte predilección por evitar el dolor, por lo que se focaliza en el ahorro de energía cerebral y en evitar los cambios, ya que basa sus reacciones en la información conocida (no es nada proclive a la innovación ni a las novedades). Así pues, cuando preparamos la creación de una nueva tienda/sección resulta fundamental conocer los mecanismos que están a nuestra disposición para estimular el cerebro reptiliano y lograr así un mayor impacto (a este respecto, un libro más que recomendable esNeuromarketing, de Patrick Renvoisé y Christophe Morin, de la editorial Thomas Nelson, que muestra claros y sencillos ejemplos para estimular al cerebro reptiliano).
El lenguaje escrito, también evolutivamente hablando y en términos comparativos, apenas tiene 10 000 años de antigüedad, por lo que podríamos decir que es «nuevo». Es por ello por lo que los sonidos, sabores e imágenes influyen mucho más notoriamente en el cerebro frente a las palabras escritas (aspecto de crucial relevancia a la hora de diseñar anuncios publicitarios/cartelería en todo tipo de soportes para el punto de venta, packaging, etc.).
Si nos centramos en catas de alimentos o degustaciones en el punto de venta, cuando se hace un test de producto, en la mayoría de las ocasiones este se centra únicamente en los componentes organolépticos (análisis sensorial de alimentos) y poco o nada en las emociones y en los sentidos. Pues bien, baste un ejemplo para ver la necesidad de ampliar la visión y extender el desarrollo de la estrategia de marca a los cinco sentidos: algunos estudios muestran que el placer que se obtiene al consumir un vino depende tanto de sus cualidades intrínsecas (sabor y aroma) como de aspectos externos (precio y presentación) (Goldstein, Almenberg, Dreber, Emerson y cols., 2008).
Tras esta breve introducción llega el momento de hacer una nueva reflexión. ¿Hace uso nuestra empresa de los conocimientos que le aportan la psicología y el neuromarketing? ¿A qué huele nuestro producto/punto de venta/stand de feria? ¿Cómo sabe? ¿Cómo suena? ¿Qué tacto tiene? ¿Ofrece nuestro producto una experiencia multisensorial o se centra únicamente en la vista?
Vamos a centrarnos en algunos casos aplicados a la estimulación de los sentidos:
Percepción del sabor, placer experimentado y precios
Para analizar la influencia del precio del vino y sus efectos neurológicos relacionados con el placer experimentado, unos investigadores escanearon los cerebros de varias personas utilizando imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) mientras degustaban diferentes muestras de vino. Concretamente, a los participantes se les indicó que estaban probando cinco muestras diferentes de Cabernet Sauvignon, sin que ellos supieran que realmente solo tres eran vinos diferentes y que dos de ellos eran el mismo. Los participantes fueron informados de que esos dos vinos eran distintos y que tenían precios significativamente diferentes (90 $ frente a 10 $).
La hipótesis principal del estudio y cuya veracidad demostraron los resultados fue que un incremento en el precio percibido de un vino puede, a través de un incremento en las percepciones del sabor, incrementar la actividad en la corteza medial orbitofrontal. En resumen, la percepción del sabor y el placer experimentado al degustar un vino dependen de muchos factores, no únicamente de sus cualidades organolépticas. Esta información es de gran relevancia cuando lanzamos un nuevo producto al mercado, ya que si nos centramos únicamente en análisis sensoriales de los productos y en catas podemos estar dejando de lado aspectos muy importantes para la decisión de compra.
Precio «ancla» y lanzamiento de nuevos productos
Tal y como nos muestra Roger Dooley en su libro Brainfluence, en el lanzamiento de un nuevo producto es relevante fijar un precio «ancla» alto que fije una referencia mental de la versión superior del producto para luego ofrecer una versión más económica con prestaciones algo menores. El precio ancla o de referencia de la versión superior ayuda a que los clientes fijen una referencia, y en consecuencia, a que evalúen como más económica la siguiente versión. Es frecuente ver esta estrategia aplicada en el mundo de la telefonía móvil (como el caso del iPad mini) u otros electrodomésticos completamente nuevos e innovadores que no pueden fijar el precio ancla o de referencia con otros productos de la competencia.
Marcas multisensoriales: aromas, sonidos, tacto…
Como indica Martin Lindstrom en su libro Brand sense, las marcas que estimulan múltiples sentidos con su estrategia tienen mayor éxito que aquellas que se centran en uno o dos sentidos. Pongamos como ejemplo el «aroma exclusivo» Stefan Floridian Waters del personal de Singapure Airlines, que impregna también toallitas, la ropa de las azafatas, etc. Este aroma único y exclusivo identifica a la compañía incluso cuando el logotipo no está presente en algún lugar. ¿Cómo huele nuestra empresa? ¿Dónde está impregnado este aroma?
Además de la poderosa influencia de los aromas citada en el ejemplo anterior, está demostrado científicamente que las fragancias pueden afectar la conducta y percepciones de los consumidores. Ejemplos cotidianos los podemos encontrar con el impulso de compra que genera un agradable olor a pan recién hecho en una panadería o supermercado o el aroma a café recién molido en una cafetería (famoso es el caso de Starbucks y el impacto que supuso introducir en su surtido bocadillos que impregnaban con su aroma las cafeterías y hacían desaparecer el agradable aroma a café de las mismas). Siguiendo con el café, una investigación llevada a cabo por Nespresso muestra que el 60 % de la experiencia sensorial de tomarse un expreso proviene del ambiente del punto de venta (Roger Dooley, Sensory marketing to jolt espresso sales, 2007).
Kellog´s ha trabajado durante años con un laboratorio danés para obtener el crujido ideal de sus cereales al consumirlos. Cuando por fin consiguió encontrar el sonido que buscaba, lo patentó y lo introdujo en el mercado: los resultados se tradujeron en un aumento de las ventas.
Smirnoff Caipiroska ha desarrollado un innovador packaging con el que, para probar las bebidas dulces y ácidas, primero hay que «pelar» la botella, diseñada con un material envolvente cuya textura imita al fruto que le da nombre. De esta manera los consumidores pueden experimentar la sensación de pelar la fruta. Las botellas incluso vienen en cajas de madera similares a las que se utilizan para transportar la fruta en los camiones, con la finalidad de incrementar la sensación de consumo de fruta.
Sensaciones durante elconsumo del producto
También resulta de gran importancia analizar el modo en que se consume nuestro producto. Por ejemplo, A. K. Pradeep, en The buying brain, demuestra mediante mediciones cerebrales que durante el consumo de un yogur el factor más relevante en el proceso es el momento en el que se quita la tapadera del envase y no el momento de introducir la cuchara en el yogur, como se podría pensar en un principio (y como hemos visto enfatizar tantas veces en diferentes anuncios de este tipo de productos).

La importancia de todos los detalles: la tipografía
Hynujin Song y Norbert Schawarz llevaron a cabo una investigación que demostró que el modo en el que percibimos la información puede verse afectado dramáticamente por el mero hecho de que la tipografía empleada sea sencilla o compleja. Para ello, en su experimento utilizaron dos tipografías diferentes (una sencilla de leer y otra más compleja) a la hora de dar instrucciones (las mismas) a los participantes para que llevaran a cabo una serie de tareas. Los resultados fueron sorprendentes: el grupo que leyó las instrucciones con la tipografía difícil de leer necesitó casi el doble de tiempo para llevar a cabo la tarea (15,1 minutos, frente a 8,2 minutos con la tipografía más fácil de leer).
Realizaron una réplica similar del experimento usando una receta de sushi. Las tipografías utilizadas fueron la arial, como sencilla, y la mistral, como compleja. Los resultados mostraron las mismas conclusiones: la preparación de la receta llevó 5,6 minutos al grupo con instrucciones en tipografía sencilla y 9,3 minutos a los de la tipografía compleja.
¿Queremos que les ocurra lo mismo a nuestros consumidores? Pues depende. En algunas ocasiones (restaurantes caros con una carta compleja, por ejemplo) nos puede interesar utilizar una tipografía complicada para transmitir una imagen de sofisticación. En otras ocasiones interesa utilizar fuentes complejas para exigir un esfuerzo adicional en su lectura y procesamiento y que de ese modo la información quede mejor almacenada en la memoria y sea recordada más fácilmente. Lo que demuestran los datos anteriores es que cualquier pequeño detalle influye en los consumidores y que la selección de una tipografía u otra no ha de depender del «me gusta» o «no me gusta», sino de unos objetivos y finalidades concretos.
A modo de conclusión, cabe indicar que la aplicación práctica de los beneficios que proporcionan los conocimientos que aportan la psicología y el neuromarketing en el diseño del punto de venta y en el lanzamiento de nuevos productos tiene básicamente dos frenos en España. El primero de ellos es el desconocimiento generalizado y la desconfianza hacia lo que se cree una «ciencia oculta y perversa» (la manipulación de la voluntad de los consumidores para «obligarlos» a comprar productos que no desean); el segundo, la creencia de que es necesaria una gran inversión económica para poder tener acceso a los conocimientos.
Si bien es cierto que, por ejemplo, un estudio completo y detallado que recurra a diversas metodologías complejas (IRMf, imagen por resonancia magnética funcional) requiere de una inversión importante y que solo está al acceso de empresas líderes (Carlsberg, Campbell´s, Woklswagen, Procter & Gamble, Heineken, Coca-Cola, Nestlé, Kraft, etc.), también es cierto que es posible hacer una inversión low costpara mejorar la estrategia de marketing de la empresa haciendo uso de los conocimientos adquiridos mediante el análisis de estudios científicos de la neuropsicología y el trabajo llevado a cabo por empresas líderes y la experiencia en el área (en la mayoría de las ocasiones, claro está, protegidos por acuerdos de confidencialidad).
Muchos directivos se sorprenden positivamente al comprobar que la aplicación práctica de conocimientos adquiridos de neuromarketing o un estudio mediante eye tracking, pese a requerir una inversión similar a la de algunos estudios tradicionales cualitativos con dinámicas de grupo que se llevan a la práctica frecuentemente, aportan el valor añadido de aumentar considerablemente las posibilidades de éxito con el diseño del punto de venta, el incremento de las ventas y el retorno en la inversión.

Teniendo todas estas herramientas a nuestra disposición, ¿vamos a seguir ubicando las estanterías, secciones, góndolas y escaparates de modo aleatorio en nuestra tienda?

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