No todos los docentes son iguales.
Esta lúcida aseveración, digna del más despabilado Perogrullo, puede, con toda su obviedad, introducirnos en uno de los problemas más complejos de la pedagogía, uno de los que más quita el sueño a teóricos y prácticos. Para plantear el problema con sencillez, podemos partir de la idea generalizada sobre lo que es un docente, a saber, alguien capaz de traducir su conocimiento en un lenguaje común a sus estudiantes, es decir, en un mensaje que les resulte claro.
Si de encontrar un lenguaje común se trata, estaremos de acuerdo en que lo mejor es el lenguaje racional, único que identificamos como común a todos los humanos (“Hablando se entiende la gente”, dice el refrán). Cabe aclarar que el mensaje del docente incluye no solo los temas de la clase (Matemáticas, Psicología, Historia, Derechos humanos…) sino también los valores pedagógicos y éticos que se espera que rijan el encuentro: disciplina, honestidad, generosidad, inclusión, etc. Estos valores, aun cuando el docente no los haga explícitos, pueden inferirse racionalmente de su comportamiento.
Según la anterior descripción (la más común, como he dicho), el mejor docente es el que más se acerca, en todos los sentidos, al ideal trazado por la razón. Y así llegó a la conclusión a la que quería llegar: las mejores maestras y maestros tenderán a parecerse entre sí, al menos en los trazos esenciales que llevan a ese ideal. Visto ahora así, el que no todos los docentes sean iguales deja de ser una premisa obvia y nos hace pensar si esa diferencia que damos por sentado es un hecho inevitable o si como sociedad —y en aras de una mayor racionalidad— debemos esforzarnos para que los docentes lleguen a homologarse en sus capacidades y valores.
A algunas personas, esta pregunta les parecerá por completo fuera de lugar en un mundo en el que la diversidad es cada vez más defendida y valorada. Sin embargo, si lo piensan un poco, tendrán que admitir que es difícil también desecharla ya que en ese mismo mundo prospera a pasos agigantados el fantasma de la homologación (a través de los medios de comunicación, las redes sociales y los nuevos programas digitales), al grado de que ya a nadie le sorprendería que la labor docente quedará de pronto en manos de dispositivos de inteligencia artificial (por cierto, ¿ya no se usa la palabra robot?) homologados por programas estándar.
Ahora bien, supongamos que triunfara la tecnología: no por eso la polémica terminaría; esta vez giraría en torno a quién debería programar los nuevos dispositivos, si las científicas y tecnólogos o las filósofas y pedagogos. Algunos de éstos últimos se inclinaría por darle prioridad a la ciencia, mientras que otras personas dejarían abierta la puerta a lenguajes de patente subjetividad, como los del arte. Sin embargo, incluso si también llegarán a un acuerdo en este punto, emergería una nueva pregunta: ¿esos docentes robóticos deberían tener un dispositivo para emular la subjetividad emocional y usar tonos de voz amables, dubitativos, de enojo, etc., o deberían mantener un tono de neutralidad afectiva y no pretender simular el intercambio emocional humano? Seguramente la discusión derivaría en sí este intercambio subjetivo, con todas sus sutilezas, se puede describir en términos racionales y se le puede traducir a un lenguaje programable, o si en realidad la emotividad humana se sumerge en un fondo incognoscible, ajeno por completo a los robots, por lo que sería mejor que éstos conservaran un tono de voz neutral y no se arriesgaron hacia algo inalcanzable.
Estamos casi de lleno en el problema filosófico al que me referí al principio y del cual, por cierto, aún no mencionó el nombre: es el problema del papel que desempeñan la objetividad y la subjetividad en el terreno de la educación y la enseñanza.
Sigamos adelante. Contra la imagen generalizada del buen docente que enseña siempre con objetividad, lo que algunos pensadores sostienen es que toda enseñanza conlleva un mensaje personal, subjetivo, que a veces no se puede expresar con palabras y que interviene de forma inevitable en la transmisión del conocimiento. Entre los que piensan así, hay quien llega a decir que para la pedagogía lo importante no es lo que se enseña sino cómo se enseña. Esta vertiente de pensamiento no excusa su lado escéptico: algunos ven en lo subjetivo una interferencia tan radical que niegan que sea posible cualquier tipo de enseñanza objetiva (así pensaba el sofista griego Gorgias, quien pretendía demostrar que la comunicación humana es imposible).
Como resultado de todo lo anterior, las pedagogas y pedagogos siguen preguntándose si es posible incluir en la cátedra “el saber que no puede decirse”. Y la pugna entre el sí y el no es tal, que podríamos jugar a clasificar las corrientes pedagógicas según cuánto de la esencia de la educación están dispuestos a dejar fuera de la razón, es decir, ‘a cuánto de lo “objetivo “ están dispuestos a renunciar en aras de la subjetividad. Y viceversa.
Una pedagogía científica positivista, por ejemplo, querría eliminar el problema reduciendo el lenguaje de la enseñanza a la matemática y la lógica, disciplinas que prometen un perfecto entendimiento. El problema con la ciencia es que esa promesa se proyecta sobre un futuro ideal, que se puede postergar indefinidamente. Ello le da una ventaja en materia de conocimiento, porque lo cierto es que, cuando se pospone una y otra vez el final, es más fácil establecer una verdad en el momento presente. Ocurre como en esas obras de ficción (películas, series, novelas) que llenan capítulos y capítulos de aventuras verosímiles, sin preocuparse de lo que vaya a ocurrir con ellas al final (si serán coherentes o no), simplemente porque los guionistas están dispuestos a concluirlas tanto con una genialidad como con un disparate. En materia de ciencia y racionalidad, es el final el que puede revelar las debilidades del proceso.
Pensando en ponerle un final al camino de la ciencia, algunos han pensado en insertar un objetivo práctico. Para estas personas, la educación, la comunicación, el aprendizaje consisten en adquirir todas las destrezas necesarias para servir a algo. Educar sigue siendo un acto racional, pero ahora también práctico, Caricaturizando, el docente de esta tendencia funciona como un martillo y el estudiante como un clavo; y el final llega cuando el docente da en el clavo y logra que el estudiante se inserte en donde se le ha preparado para hacerlo.
Contraria a la pedagogía martillo/clavo, hay otra para la que enseñar implica no intervenir de forma intencional en la vida de las y los estudiantes. Al parecer, María Montessori pensaba más o menos así cuando afirmaba que a los niños y niñas nada puede imponerles. En esta pedagogía, una parte de la subjetividad del docente debe desaparecer: la de la intención. Los sabios que nos legaron el oráculo chino I Ching hablan de un no hacer justamente en el sentido, no de no actuar, sino de no tratar de incidir en la realidad con una voluntad que contravenga el orden natural de las cosas. Si existe una intención en quien enseña —un intento, un esfuerzo— no deberá ser la de alcanzar un objetivo predeterminado sino la de responder a la naturaleza del momento. Así, educar es simplemente estar ahí con lo que uno es y lo que no es, con sus riquezas y carencias, aprendiendo en el acto mismo de enseñar.
No muy lejos de la anterior, está esa otra pedagogía para la cual la función de los educadores se reduce a «dar testimonio». Aquí tampoco se trata de impartir martillazos sino de exponer ante el estudiantado la forma en que nosotros mismos aprendimos algo. Esa exposición, que es más bien una narración, puede resultar tan pormenorizada como queramos, tan elocuente o silenciosa, tan racional o subjetiva, tan técnica o poética como queramos, pero no aspirará a insertar al otro dentro de un objetivo ni a inducirlo a que se conduzca de cierta forma; ni siquiera se permitirá proyectar en él nuestras propias aspiraciones.
Un chiste cruel me permitirá explicar qué significa para mi esto de no querer conducir al otro. Tiene que ver con los señalamientos de tránsito. Como todos sabemos, una buena señalización vial tiene la intención de guiar a un automovilista de un lugar a otro. De principio a fin. Ese propósito se cumple, por ejemplo, en los letreros informativos en Estados Unidos, como dicen quienes han viajado en auto por ese país. Obviamente ahí los letreros están hechos no para educar sino para guiar. En cambio, en nuestro país, las señales sí parecen haber sido hechas con una intención educativa, específicamente ésta que yo digo de los testimonios: aquí, cuando los automovilistas tenemos que descifrar el contenido de esos letreros («Morelia es para allá». «No, es para allá». «No, no, era por allá atrás»), nos queda claro que no tienen la intención de decirnos por dónde ir sino sólo de narrarnos — medio objetiva, medio subjetivamente, con cierta fluidez o tartamudeando— la manera en que su autor recuerda haber llegado él mismo a cierto lugar al que iba. No pretenden imponernos una ruta sino ofrecernos algunos rastros. Si fueran piezas didácticas, los letreros en México serían monumentos educativos, que nos dan su apoyo pero nos permiten también aprender por nosotros mismos.
Decirlo con un chiste no me ayuda ahora que debo ponerme serio. Y es que estoy convencido de que el testimonio de vida de las y los docentes sí es la verdadera enseñanza: contiene toda nuestra objetividad, toda nuestra subjetividad y nuestra práctica, y son capaces de movilizar a otros, aunque no en una dirección preestablecida. Son la forma más honesta de declarar lo que sabemos, lo que no sabemos y el camino muy personal que nos condujo hasta este momento en que damos nuestro testimonio.
La raíz etimológica de la palabra educar que la describe como “guiar” o “conducir” surgió en un mundo sin tantos caminos trazados como ahora; en ese entonces, guiar a alguien todavía tenía mucho de improvisación y riesgo. Creo que aún podemos atender a esa tradición y por lo menos aceptar el riesgo que significa —como decentes— proponernos llevar a nuestros estudiantes a algún sitio; me parece que es mejor mostrarles (como en mi chiste de los letreros) cómo hemos hecho el recorrido nosotros mismos. Actuar así implica exponer nuestro ser completo, el que nosotros mismos conocemos racionalmente y el que es demasiado subjetivo, demasiado profundo para simbolizarlo en palabras. En definitiva, requiere valentía: supone admitir, frente a jóvenes que a veces esperan de nosotros respuestas definitivas, que los caminos de la vida no son como uno piensa (sí, como dice la canción, que es también un valiente testimonio, por cierto).
Vida y conocimiento son inseparables. Esa es para mí la conclusión de todo esto.
¿Dígame cómo compra y le revelaré a qué generación pertenece?
Un informe de ClearSale destaca que actualmente el precio, la posibilidad de envío gratuito y la variedad de productos determinan las compras.
Compras en línea.
En un mercado cada vez más competitivo, las marcas deben emplear nuevas herramientas y estrategias para captar y retener a los consumidores, con el objetivo de garantizar sus ventas tanto en canales físicos como digitales.
En el caso puntual del comercio electrónico, que sigue experimentando un crecimiento a nivel mundial, vemos que los consumidores han cambiado mucho sus hábitos de compra. Hoy día son más astutos, están dispuestos a comparar precios y, sin importar la generación, navegan más en línea. Y ni hablar de que hoy se observan mayores diferencias en las edades de los consumidores.
Lo anterior quedó evidenciado en el más reciente estudio de la firma ClearSale, enfocado en las actitudes de los consumidores y las tendencias de comportamiento que las empresas de ecommerce deben esperar. Este cuarto informe, que contó con la participación de 1.000 consumidores de países como México, Argentina, Colombia y Canadá, tuvo en cuenta la actitud de los consumidores frente al comercio electrónico, la experiencia del cliente y los fraudes.
Ahora bien, entre los principales hallazgos del informe se destaca que tres factores influyen significativamente en las compras en línea a nivel mundial: un mejor precio (76%), la posibilidad de envío gratuito (75%) y la variedad de productos (53%).
El estudio también reveló que, aunque los consumidores utilizan una variedad de dispositivos para comprar, los Millennials (nacidos entre 1982 y 1994) y la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2009) prefieren los móviles.
El 74% de los Millennials utiliza teléfonos inteligentes para realizar compras al menos la mitad de las veces, mientras que el 68% de la Generación Z hace lo mismo. En contraste, los Baby Boomers (nacidos entre 1945 y 1964) prefieren las computadoras, con un 55% usando estos dispositivos para compras con la misma frecuencia.
Comercio online
Por otro lado, se encontró que las generaciones Baby Boomers y Generación X (nacidos entre 1965 y 1981) son las más sensibles al precio. El 80% de los Baby Boomers considera el precio como el factor más importante al comprar en línea, mientras que el 77% de la Generación X comparte esta prioridad.
En contraste, los consumidores de ecommerce Millennials (71%) y de la Generación Z (69%) consideran que el envío gratuito es uno de los factores más importantes.
“Las empresas de ecommerce pueden esperar que aumenten los hábitos de comercio móvil y en las redes sociales.Sin embargo, todavía tienen que atender a la generación de clientes mayores que no han renunciado a su amor por las computadoras portátiles y de escritorio. Porque esos clientes mayores gastan más que sus contrapartes más jóvenes”, detalló el informe.
Ahora bien, sin importar la edad, el estudio mostró que una mala atención al cliente afecta a la mayoría de los consumidores (80%). En cuanto a las preferencias de atención, la mayoría de los consumidores (68%) expresó que prefieren el chat en vivo. Mientras que los Baby Boomers son la única generación que se siente cómoda siendo atendida por medio de una llamada telefónica.
Fraude en el comercio electrónico
El estudio reveló que la Generación Z es la más afectada por fraudes debido a que realizan transacciones en línea con mayor frecuencia y son más propensos a comprar en redes sociales, donde los fraudes son más comunes.
“La Generación Z y los Millennials, los principales usuarios de las redes sociales, informaron experiencias similares. Alrededor del 20% de cada grupo generacional afirmó haber sido víctima de fraude en el comercio en las redes sociales. Menos del 10% de los Baby Boomers fueron objeto de fraude en el comercio en las redes sociales, probablemente debido a su limitado uso de las plataformas sociales”, precisó el informe.
Frente al uso de las redes sociales para realizar compras en línea el informe detalló que más del 80% de los consumidores de la generación Z utilizan YouTube mensualmente. Casi el mismo porcentaje utiliza Instagram y TikTok.
En cuanto a los tipos de fraudes, se observó un aumento en los casos de apropiación de cuentas y abuso de políticas, también conocido como "fraude amistoso", durante 2024.
Comercio online
Problemas en las transacciones
Un problema grave que persiste en el comercio electrónico es el de los rechazos erróneos, también conocidos como declinaciones o falsos positivos. Esto ocurre cuando una transacción legítima es rechazada por un sistema de ecommerce que erróneamente la clasifica como fraude.
Según el estudio, el 41% de los consumidores afectados por una declinación no regresa al ecommerce que los rechazó, optando por realizar su compra en otro sitio. Además, el 34% de los encuestados afirmó que después de un rechazo erróneo suelen expresar sus quejas en redes sociales.
"Este problema tiene un impacto triple en los comercios en línea: reduce las ventas, daña la experiencia del cliente y afecta la reputación de la tienda en línea. Esto se debe a que muchos negocios digitales todavía utilizan sistemas de prevención de fraudes de primera generación, diseñados para otras regiones y que no pueden detectar las particularidades de los consumidores latinoamericanos", explicó Víctor Islas, director regional de ClearSale.
Desafíos para las marcas
De acuerdo con el reporte, las empresas en línea de hoy tienen el desafío de mantener a los consumidores haciendo compras en línea. Evitar el abandono del carrito requiere un equilibrio entre los factores de precio, envío y selección que más importan a los clientes. Sin embargo, hay medidas que se puede emplear como, por ejemplo, destacar las rebajas y reducciones de precios, simplificar el proceso de pago y ser transparentes.
“Las opciones de producto, como colores, tamaños y otras variaciones, deben ser fáciles de ver y seleccionar. Asimismo, se debe lograr el menor número de pasos entre la selección del producto y la compra. Por último, todos los costos asociados con una compra deben mostrarse claramente por adelantado para evitar sorprender a los clientes con tarifas ocultas”, detalló el reporte de ClearSale
nvestigación: La mayor parte del crecimiento de la cuota de mercado se debe al atractivo de las marcas blancas
La cesta de la compra nunca ha sido más cara que en 2023: los españoles gastaron el año pasado un total de 117.000 millones de euros en bienes básicos de uso diario (alimentación, bebidas, droguería y perfumería), un 10% más que en 2022, cuando ya había batido récord, según datos de la consultora NielsenIQ. El incremento se debe a los precios, que llevan dos años subiendo considerablemente (un 9,4% de media en 2023). Así, una compra de 100 euros de 2019 supera ahora los 126 euros. Mercadona, Lidl y Consum son las tres cadenas de supermercados que más han ganado.
Pese a la presión de los precios, que provocó una caída de la demanda en volumen en los primeros meses de 2023, la demanda finalmente cerró el año con un alza del 0,9%. En 2022, bajó un 0,7%. El año pasado se produjo un desplazamiento del consumo de aceite de oliva, cuyo precio lleva dos años disparado, a otros ritmos. Y el precio del pescado fresco sigue bajando, un 4,2%. Y las hortalizas crecen solo un 0,4%. Aunque, en conjunto, los productos frescos recuperaron impulso el año pasado, con una demanda que subió un 1,5%, tras caer en 2022. El precio ayudó: aunque los productos frescos se encarecieron un 7,2%, el incremento es menor que el de los productos envasados, que aumentaron un 10,3%.
"Vemos una ligera moderación, aunque la inflación acumulada sigue presionando el bolsillo de los consumidores", explicó Ignacio Biedma, uno de los autores del informe Consumer Trends 2023, presentado este jueves. En cuanto a los márgenes de distribución, la directora general de la firma para el sur de Europa, Patricia Daimiel, señaló que los márgenes son muy pequeños, en torno al 2%, y aseguró que no han detectado que "las empresas hayan aprovechado la situación para ampliarlos". El experto alertó de que todavía hay elementos que pueden presionar los precios, como la sequía, los problemas en Oriente Medio, con disrupciones en el comercio por el conflicto en el Mar Rojo, y la guerra en Ucrania.
Mercadona (27,6%, +0,6 puntos), Lidl (6,1%, +0,2) y Consum (3,7%, +0,2) son las tres cadenas de supermercados que más ganan cuota de mercado, mientras que Dia y Carrefour pierden cuota, la primera pierde -0,4 puntos (cuota de mercado 4,8%) y el grupo francés -0,1 puntos (cuota de mercado 7,5%).
Una buena gestión de la marca blanca es clave para las empresas, según los expertos de NielsenIQ. Estas marcas siguieron creciendo el año pasado y ya suponen la mitad del gasto en la cesta de la compra, en concreto un 48%, dos puntos más que el año anterior. El mayor peso corresponde a droguería y limpieza. Dos de cada diez cestas están compuestas exclusivamente por marcas blancas.
El alza de precios ha impulsado a los consumidores a adoptar estrategias para gestionar su gasto. El 93% ha modificado su comportamiento de compra para controlar los gastos, sobre todo comprando marcas blancas, buscando promociones, entre otros. Los hogares van a la compra un 8% más a menudo porque meten menos artículos en la cesta (un 6,5% menos). Es decir, cestas más pequeñas y compras más frecuentes. “En los dos últimos años, hemos visto cómo se han reducido las cestas de carga grandes, que son para semanas, pero también ha disminuido el número de hogares que hacen este tipo de compras, un 1,5 menos”, señala Ricardo Alcon, otro experto de Nielsen.
Los supermercados y las perfumerías son los formatos ganadores de 2023, donde las ventas más han subido en valor: un 12% los primeros y un 18% las segundas.
El nuevo giro que tendría el Grupo Éxito bajo la administración de Juan Carlos Calleja
Juan Carlos Calleja, nuevo presidente del Grupo Éxito, implementa cambios estratégicos replicando éxitos de El Salvador, buscando reducir costos y fortalecer la relación con productores colombianos.
Foto: Redes sociales
Juan Carlos Calleja Hakker, el nuevo presidente del Grupo Éxito es un empresario salvadoreño del grupo Calleja, cadena líder del país centroamericano con su línea de supermercados Selectos, en reemplazo de Carlos Mario Giraldo, que aunque sigue en la organización, ha sido reubicado en otro cargo, se le ha visto a Calleja recorriendo algunos almacenes con un equipo muy reducido de su personal, incluso a altas horas de la noche en fines de semana y días festivos.
Este movimiento busca entender mejor cómo funciona lo que ha adquirido y cómo introducir cambios acertados en este nuevo modelo de negocio. Estos cambios probablemente replicarán algunas estrategias exitosas de su gestión en El Salvador, mientras erradicar prácticas que no han sido tan efectivas en Colombia.
Este ajuste ha generado movimientos significativos en la parte directiva del Grupo Éxito, con la salida de muchos directivos. Esta reestructuración es una respuesta lógica a una empresa que no estaba funcionando de manera óptima, y se anticipan más cambios en el futuro, de acuerdo con lo que ha conocido este medio de comunicación.
Para Leonardo Ortegón Cortazar, docente de la Escuela de Marketing del Politécnico Grancolombiano la llegada de Juan Carlos Calleja a la presidencia del Grupo Éxito, debe ser analizado desde una perspectiva de gestión y liderazgo, se observa que las empresas prefieren personas con una amplia experiencia en el desarrollo empresarial. En este contexto, se destaca la figura del señor Calleja, perteneciente a una familia de empresarios dueños del grupo Éxito y propietario de su propia cadena de hipermercados. Calleja cumple con las credenciales necesarias para roles de alto nivel, como la presidencia, basándose en su experticia y logros.
El
Grupo Éxito también ha anunciado que Surtimax, Super Inter y Surtimayorista desaparecerán, quedando todo bajo las marcas Éxito o Carulla. Esta reestructuración viene acompañada de un nuevo modelo de negocio que ya está siendo notado por los consumidores. Hay una reducción significativa en muchos productos, una respuesta necesaria dado que el Éxito se ha percibido como uno de los establecimientos más costosos de Colombia y desde luego su marca Carulla era más cara que la cadena de supermercados colombianos.
Puesto a que es una marca premium y al estar ubicada en el norte de la ciudad de Bogotá goza de ser la solución más cercana para quienes viven en este sector, pero en tiempos de inflación y estancamiento económico, incluso los consumidores de los segmentos más altos están más atentos a los precios, buscando alternativas más económicas y fue lo que desde hace año y medio termino inclinando la balanza muy a favor de los competidores del Éxito solo en cuestión de precios.
La reestructuración del Grupo Éxito: estrategias de Juan Carlos Calleja para el futuro
Foto: Redes sociales
Es por ello por lo que, el nuevo presidente ha dado directrices para que más productos de campesinos lleguen a las estanterías de los almacenes, estableciendo una relación más directa y justa con los campesinos colombianos. Aunque esto enfrenta retos significativos debido a la carencia de infraestructura, y toda una serie de obstáculos que de ser superados, sin duda serán el resultado de un gran trabajo.
En el mercado colombiano, el Grupo Éxito enfrenta una fuerte competencia de Jumbo y Metro, aunque Jumbo también atraviesa momentos difíciles. Sin embargo, el mayor competidor en los últimos años ha sido D1, con su formato de tiendas de bajo costo, quienes se han expandido durante los últimos 14 años con al menos 2.400 tiendas en todo el territorio colombiano, consolidándose como una tienda para todos los estratos de Colombia.
De igual forma Ortegón Cortazar destacó que «En los últimos años, la dinámica del comercio tradicional y moderno ha cambiado significativamente. El comercio tradicional se refiere a tiendas de barrio, mientras que el moderno incluye grandes hipermercados y formatos como D1, Justo & Bueno y Ara. Estos últimos han ganado popularidad por su accesibilidad, conveniencia y precios competitivos. Un informe de años atrás mencionaba que uno de los retos para estos formatos era lograr que los consumidores perdieran la noción de riesgo asociada a las marcas propias. Hoy en día, los consumidores han superado este riesgo y frecuentan estos comercios, optando por marcas propias, locales y de microempresarios».
También señaló que «esto ha representado una amenaza y debilidad para grandes cadenas como Éxito, acostumbradas a trabajar con marcas notorias y ampliamente reconocidas, y con políticas de retail estrictas en cuanto a negociación con marcas aliadas. Vincular a una persona con mucha experiencia y que pueda aportar un liderazgo dinámico es crucial para acercar más la marca Éxito a los consumidores. Esto implica cumplir con mayores indicadores de gestión de marketing, cobertura y cubrimiento, tal como lo hacen los formatos de D1 y otros».
Entonces la estrategia de D1 es venderles a todos, les está vendiendo a todos en Colombia y se esperaba que Isimo, que fue el remplazante de Justo y Bueno, llegara con un poco más de fuerza. Cabe señalar que detrás de Isimo está la organización olímpica, la organización Char, pero lo cierto es que Isimo no ha podido despegar con mucha fuerza.
En Ara, es de Jerónimo Martins, de Portugal y ha tenido un crecimiento notable en Colombia. Aunque no al mismo ritmo D1, también le convino parcialmente la desaparición de Justo y Bueno, pero no ha sido capaz de romper en las ciudades principales, caso contrario a lo que ha pasado con este último que sigue expandiéndose en todo el territorio.
Y esto se ve reflejado en el último informe de SuperSociedades, donde D1 fue la empresa más grande del sector retail, ocupando la posición número siete del ránking, mientras que el Grupo Éxito quedo una casi por debajo (8) y la compañía de Jerónimo Martins cinco más abajo (12), lo que muestra sin duda un crecimiento notorio del auge que tiene este modelo de negocio liderado por los Santo Domingo.
Es por ello que sin duda alguna, Juan Carlos Calleja ha decidió empezar a analizar su mercado y ver que estrategias son funcionales para implementar en el Grupo Éxito para impulsarlo y devolverlo a esos lugares que ha ocupados siempre dentro de la economía colombiana, siendo una de las cadenas de supermercados más importantes del país.
«Además, Éxito tradicionalmente ha comercializado marcas importantes, mientras que D1, Ara y otros formatos manejan marcas menos conocidas, lo que representa una oportunidad para el señor Calleja. En términos de liderazgo organizacional, es esencial que las personas en cargos de alta dirección demuestren confianza y credibilidad, basadas en la historia y los logros alcanzados. La hoja de vida de Calleja y su relación con el grupo Éxito respaldan esta credibilidad y confianza, aspectos fundamentales para la gestión competitiva efectiva de la empresa». Expresó Leonardo Ortegón Cortazar, docente de la Escuela de Marketing del Politécnico Grancolombiano
Ortegón concluye que desde una perspectiva analítica, es crucial que estos nombramientos generen confianza y credibilidad, atributos esenciales en el liderazgo organizacional para garantizar una gestión competitiva eficiente.
Los recorridos que hace Calleja demuestran su alto compromiso con la compañía y la verdadera intención de mejorar lo que ha adquirido para que al igual que su cadena de supermercados en El Salvador, la cadena de supermercados de Éxito y las tienda Carulla sean la opción más viable que le permita a los colombianos elegirlos a la hora de comprar sus vivires.
Es importante señalar que las tiendas de barrio salen un poco de este esquema. Es cierto que salen porque la concentración de las personas cada vez es más hacia comprar en estos almacenes, pero las plazas de mercado tanto minoristas como mayoristas siguen siendo un actor protagónico a la hora de hablar de la compra de víveres. Hoy, Colombia está afrontando que quien venda con calidad será el que prevalecerá.
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