miércoles, 7 de noviembre de 2012

El gran juego de la vida es el redescubrimiento de la capacidad de vivirla a plenitud…


Los triunfos ya alcanzados permiten alimentar la sensación de celebración por la vida y fortalecer la certeza necesaria para seguir construyendo éxitos.

 

El honor y el privilegio vienen por el aprecio de otros y el reflejo positivo en la vida de otros de lo que hace con pasión. Mientras que la exigencia y la responsabilidad vienen por la convicción de que está aquí para servir y que, como líder, es un instrumento para inspirar y potenciar el liderazgo de otros.

 

El éxito es un proceso que está al alcance de todos, que depende de cómo respondemos a nuestras circunstancias, y que comenzamos a vivir en el momento en que decidimos adueñarnos de nuestra capacidad para crear y aprovechar oportunidades”.

 

El éxito no es un proceso solitario sino una aventura a construirse en compañía. Aprender a trabajar en equipo es fundamental. Y para lograr esto hace falta poner en práctica las claves de la comunicación y la esencia de las relaciones humanas.

Ser confiable, construir confianza, escuchar, comunicarse transparentemente, clarificar expectativas, cumplir promesas; estos son los elementos sobre los que se sustenta la capacidad para evolucionar en la sinergia con otros”.

 

“Los obstáculos influyen en las metas. Pero esta influencia va a depender de la forma en que uno se relaciones con lo inesperado. Para aquellos que perciban los obstáculos como amenazas y barreras, su éxito se verá mermado. Para aquellos que busquen la oportunidad detrás de la adversidad aparente, el logro y el progreso les sorprenderá en momentos inesperados”.

  

“Cada noche nos debemos hacer  cinco preguntas que nos  ayudan a mantener el  rumbo y la productividad: ¿Avancé? ¿Aprendí? ¿Disfruté? ¿Cuidé? ¿Di? Al reflexionar sobre estos elementos—progreso, crecimiento, disfrute, balance, contribución—elevo mi conciencia sobre lo que puedo celebrar y lo que necesito ajustar para manifestar los resultados que deseo en mi vida”.

La excelencia sólo es posible desde el coraje para atrevernos a ser quienes podemos ser. Atrevámonos a pensar en grande”.

 

Lo importante es entender la excelencia como un proceso: la búsqueda apasionada por evolucionar cada día.

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