Pretender siempre algo más de lo
que tenemos o de lo que somos. Querer intentar ser mejores cada día, es tener
espíritu de superación permanente; sin embargo lo más importante para lograrlo,
es darnos cuenta de lo que somos y poseemos.
La gente
siempre espera de ti comportamientos específicos y se olvidan que somos tan
humanos como todos, con nuestras fallas, emociones e inquietudes y que la vida
también nos enfrenta a problemas, dificultades o retos que debemos resolver y
manejar, a veces tratando que otros no lo noten ya que muchas veces la gente
coloca la enseñanza sujeta a la persona que la da y, si no lucimos congruentes,
lo que enseñamos pierde fuerza ante quien nos escucha.
Para este líder como seres humanos
somos el resultado de cómo vivimos; y nos vamos moldeando de acuerdo con lo que
día a día suministramos a nuestro cuerpo y mente.
El líder de
hoy debe trabajar y ser un facilitador de su equipo de trabajo, no sentir que
tengo un equipo o grupo para que me sirva. El líder de hoy no se distingue por
el número de sus seguidores sino por lo que es capaz de transmitir con su
ejemplo y congruencia.
Siempre aparecerán obstáculos y
eso es lo interesante, en la superación de los mismos está un gran aprendizaje
y crecimiento. Sin embargo también hay que ser flexible y en un momento dado
poder cambiar el plan original a otro que se adapte mejor a la circunstancia.
La excelencia
proviene desde tu alma. Cuando has logrado limpiar las densas capas de
emociones, rencores y actúas desde tu alma o tu corazón, la calidad y la
excelencia fluyen en una forma natural.
Vinimos a este mundo, a crecer en
valores, espiritualidad, frecuencia vibratoria…para dejarlo mejor de como lo
encontramos…
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