Un mundo donde los niveles de obesidad crecen por las nubes; donde el peso promedio de los habitantes de Estados Unidos creció 9 kilogramos en los últimos 40 años; donde existen más de 1.500 millones de habitantes con sobrepeso; o donde la Argentina cuenta con los niveles de obesidad infantil más altos de Latinoamérica, el interés por alimentarnos mejor y de forma más saludable crece a paso firme.
Suena contradictorio, y lo es. A cada tendencia global se le contrapone una contra-tendencia, inicialmente débil, pero que, bajo contextos apropiados, gana fuerza para intentar equilibrar los tantos. Esto es lo que comienza a pasar con el boom de la comida saludable y la búsqueda de un mayor equilibrio en lo que comemos.
Aquí algunas de las conclusiones del estudio:
1) “Egoísmo natural”: yo primero
La principal razón –a nivel global– en buscar una alimentación más sana no pasa por el cuidado del medio ambiente (como solemos pensar), ni por la protección de los animales (si bien es algo de interés creciente), ni debido a nuestro apoyo a causas ligadas a la alimentación global. Buscamos alimentarnos más sanamente para cuidar nuestra salud y la de nuestros hijos. Es lo que podríamos denominar un “egoísmo natural”, inmerso en el creciente perfil individualista de la posmodernidad en la cual que vivimos.
2) Volver a las bases: simple, natural, cercano
Los consumidores buscan volver a lo original, a lo simple. El desgaste en el uso de palabras como “diet”, “light”, o incluso -de forma incipiente- de lo “natural”, ha llevado a buscar marcas y alimentos de perfil artesanal, de fuentes locales y cercanas a nuestras ciudades.
Esta tendencia se percibe mucho más fuerte en países avanzados, como Estados Unidos, donde la industria de lo orgánico y saludable ha tomado un ritmo veloz, ganando día a día en escala. Whole Foods Market, el supermercado healthy ya cuenta con más de 1.000 tiendas y es parte de este nuevo boom americano.
3) Menos es más, excepto que tenga beneficios funcionales al organismo
Se buscan productos sin colores artificiales, libres de GMO (genetically modified organism), con saborizantes naturales, libres de gluten, libres de azúcar, bajos en grasas y en calorías. Y a su vez, una nueva ola de alimentos funcionales, con agregados de vitaminas y componentes medicinales naturales, ganan terreno en las góndolas.
4) Foodtelling: creciente importancia de la información en los alimentos
Los consumidores buscan más información en los alimentos. ¿Quién los produce? ¿Qué valores tiene esta empresa? ¿Qué conductas apoya? ¿Cómo está hecho este producto? ¿Es orgánico? ¿Es libre de gluten? ¿Dónde fue producido y dónde envasado? ¿Cuál es la huella de carbono que sumo a mi ambiente al consumirlo? ¿Qué ingredientes tiene? ¿Cuántas calorías me suma a mi dieta diaria? ¿Tiene algún beneficio funcional? Más información equivale a mejores decisiones de compra para un consumidor crecientemente consciente.
5) El éxito será de quienes puedan romper con las aparentes contradicciones del Bueno, Barato o Rápido.
Aún existe la percepción de que lo sano no es rico, ni económico ni masivo. Y posiblemente no lo sea aún. Comer frutas y verduras es más caro que comer hidratos de carbono que llenan rápido la panza, pero no es tan sano! Es posible que esto siga así por algún tiempo. Pero también existen oportunidades para democratizar el consumo de opciones saludables, y quienes lo hagan se habrán ganado una importante oportunidad de mercado.
Es lo que en USA se ha comenzado a llamar el “FAST GOOD”: opciones de comida rápida con un perfil más saludable. Cadenas como Chipotle y su compromiso de carne de res libre de antibióticos y animales criados con pasturas naturales (no feed lots) son un claro ejemplo! Y sus acciones han sabido ganarse la elección de los consumidores.
6) Slow food = una vida menos alocada
Una de las razones de nuestra búsqueda hacia lo natural tiene que ver con la creciente vorágine de la vida urbana de occidente, corriendo de un lado al otro sin saber muchas veces por qué. Carl Honoré lo escribió en su libro “El elogio de la Lentitud”, inaugurando el llamado “movimiento slow”, que propone tomarnos un tiempo para comer, para convesar, para compartir lo importante.
Ya comienzan a verse algunos restaurantes SIN WIFI – o incluso algunos que aconsejan dejar el celular en la puerta de ingreso al local! Comer disfrutando de lo que se come es también volver a lo natural!
7) Resignificación de la “comida de la abuela” y lo liberador de volver a cocinar
La comida de la abuela se rediseña para darle vida a este “nuevo vintage” que vemos hoy en los menús de restaurantes del barrio y en cientos de productos alimenticios.
No hay dudas de que esta tendencia ha comenzado a ser visible y a ganar adeptos.
Puede ver el informe completo aquí:
Fuente: http://asomercadeo.com/component/content/article?id=26
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