Actualmente vivimos en un mundo
en permanente cambio, en el cual lo que un día vale queda desfasado al día
siguiente. Esto exige a cualquier empresa estar en un estado de
alerta permanente.
Este escenario de continua
transformación exige a la organización estar abierta al cambio, a la
adaptación.
En un mundo tan competitivo
como el actual la empresa no se puede permitir el lujo de ir a remolque.
Esta inestabilidad suele generar ansiedad.
La gente, por regla general, es
reacia al cambio, lo rehuye, teme lo nuevo, lo desconocido. Este temor suele
provocar una actitud contraria a la innovación, en la que no se
reacciona hasta que no hay más remedio, cuando normalmente ya es demasiado
tarde.
Reaccionar tarde implica perder
oportunidades de negocio y ceder ventaja a los
competidores.
Adaptarse a los nuevos tiempos
es absolutamente necesario para garantizar la supervivencia de la empresa.
Al líder no sólo no le preocupa
el cambio, sino que encuentra en él una fuente de oportunidades.
Sabe que si reacciona antes que
los competidores tiene muchas posibilidades de ganar.
El líder promueve en la empresa
una cultura favorable al cambio.
El líder trata de anticiparse al
cambio, trata de promoverlo, busca liderarlo.
Combate el continuismo (esto
se hace así porque siempre se ha hecho así), cuyos efectos pueden ser realmente
nocivos.
Rompe con la inercia de lo
establecido; se llega incluso a enfrentar con el poder para impulsar el cambio.
Se puede hablar de dos tipos
de cambio:
Un cambio que ocurre de
imprevisto, de la noche a la mañana, como un shock
que todo el mundo percibe. Este cambio es tan evidente que la empresa lo
percibe inmediatamente y reacciona.
Pero hay un cambio mucho más
peligroso que es el cambio paulatino, el que se produce de manera gradual,
casi imperceptible, lo que hace que resulte muy difícil detectarlo. Cuando la
empresa quiere reaccionar ya es demasiado tarde, se ha quedado fuera del juego.
Sólo una persona que mira al
futuro, que está permanentemente oteando el horizonte buscando cualquier
indicio de evolución, es capaz de percibir estos cambios graduales en su etapa
inicial, con tiempo para reaccionar y ganar terreno a los competidores.
El líder trata continuamente de
anticipar los posibles escenarios futuros,
tomando las medidas oportunas para estar preparados.
Además, en estos momentos de
inestabilidad el líder infundir confianza a sus empleados.
Fuente:aulafacil.com
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