El líder es ante todo una persona
de acción.
No se limita a definir la
estrategia de la empresa, sino que una vez que ha fijado los objetivos
luchará con denuedo hasta conseguirlos.
Una visión, un objetivo, etc.
sólo son valiosos en la medida en la que uno esté dispuesto a luchar por ellos.
Una persona que se limitara a
fijar unas metas pero que no se emplease a fondo en su consecución difícilmente
podría ser un líder.
El valor de su aportación sería
limitado. Su función sería más bien la de un asesor, pero nunca la de un líder.
El líder quiere resultados
palpables y se va a poner al frente de su equipo para
conseguirlos.
Además no quiere resultados en
el largo plazo, los quiere ya, ahora (el tiempo es oro).
Por este motivo, resulta muy
útil no limitarse a fijar objetivos en el largo plazo sino establecer también
metas menores en el corto plazo, que marquen el camino hacia el objetivo final.
Estas metas a corto plazo
permiten transmitir un mensaje de premura a la organización (el largo plazo se
ve muy lejano, pero el corto plazo es inmediato, no hay tiempo que perder).
La filosofía que
preside el modo de actuar del líder es que no vale simplemente con
estar ocupado (dedicar tiempo al trabajo, pasar muchas horas en la
oficina), sino que hay que obtener resultados.
El líder premiará a sus
subordinados por los resultados alcanzados y no simplemente por el tiempo
dedicado.
No obstante, también sabe
valorar a aquel empleado que pone todo su empeño en el intento aunque los
resultados no le acompañen.
La persona de acción es una
persona que sabe tomar decisiones con agilidad, que se enfrenta a
los problemas tan pronto se presentan, que no permite que las cosas se demoren
en el tiempo.
El líder piensa en el largo
plazo pero trabaja en el corto plazo: si el
problema surge hoy hay que abordarlo hoy mismo y no dentro de unos días.
Si hoy se ha tomado una
decisión, se pondrá en práctica hoy mismo y se pedirán resultados mañana.
Este modo de actuar no quiere
decir que el líder actúe alocadamente. Muy al contrario, le dedicará a los
problemas el tiempo de reflexión y de consulta que sea necesario, analizará las
posibles alternativas, consultará con quien tenga que hacerlo. Pero todo ello
con el convencimiento de que el tiempo apremia.
El tiempo de reflexión y
análisis no se puede prolongar ni un segundo más de lo estrictamente necesario.
La mayoría de las veces
es preferible adoptar hoy una decisión suficientemente buena que la mejor
decisión dentro de un mes.
El líder no admite un NO por
respuesta; buscará vías alternativas y se rodeará de
personas que funcionen de la misma manera.
El líder es una persona de
coraje, no se amilana ante los obstáculos.
El líder va a exigir a su
equipo que funcione de forma similar.
Prefiere que sus colabores
tomen decisiones, aunque se equivoquen.
Se rodea de gente de acción,
personas con ganas de hacer cosas.
Fuente.aulafacil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario