Implantar,
más que inventar
Hay mucho que hacer en retail en
general y en merchandising en particular. Lo primero que me veo obligada a
mencionar es que dependiendo de cuáles sean los retailers de
que hablemos tendremos mucha más o menos faena, del mismo modo que no tiene
nada que ver hablar de visual merchandising en España que en otros países, como
pueden ser, por ejemplo, EE.UU. o Reino Unido.
A caballo entre la estética y la
estrategia, más cerca de la ciencia que del arte, la colocación de producto en
tienda o visual merchandising (creo importante la
especificación) es marketing en el punto de venta, una disciplina que aplican
la inmensa mayoría de las grandes marcas o cadenas de distribución en cada una
de sus tiendas.
Conscientes de las necesidades de su
cliente objetivo y de rentabilizar el espacio comercial al máximo, estas
grandes empresas desde el inicio diseñan sus tiendas teniendo en cuenta la
distribución óptima de la planta, las zonas calientes o frías del
establecimiento, las líneas de circulación mediante las cuales guiarán a
futuros clientes o el mobiliario perfecto para cada tipo de producto. Además,
suelen tener personal dedicado casi en exclusiva a velar por la imagen del punto
de venta, con una impecable y sugerente colocación de los artículos. Sin
embargo, el pequeño retailer que dispone de un único punto de
venta, en muchos casos, no tiene ni idea de lo que significan esas dos
palabras: visual merchandising.
¿Por qué? ¿No lo necesita por tener
un único punto de venta? El pequeño comercio necesita, al igual que cualquier
otro tipo de tienda, aplicar estrategias para rentabilizar su espacio
comercial, en primer lugar, por razones de pura lógica en términos de
beneficio. Pese a no disponer de esas condiciones de diseño «ideales», debe
conocer los principios del visual merchandising y aplicarlos
en la medida de lo posible a su espacio de venta. En segundo lugar, quiero
destacar que no se trata con ello de emular porque sí a grandes marcas, sino de
dar servicio y responder a un consumidor que se ha acostumbrado a comprar con
estos sistemas. Vivimos en una sociedad protagonizada por la información y la
velocidad, el cliente ahora quiere entrar en una tienda y casi al primer golpe
de vista analizar la oferta y el surtido disponible; después él mismo decidirá
si se sigue aproximando porque ha detectado algo que le interesa.
Es importante, para cualquier tipo de
comercio, grande o pequeño, facilitar este proceso al cliente actual y otorgarle
ese poder de decisión y libertad para acercarse al producto de cualquier punto
venta e interactuar con él. Con esto no quiero decir que las técnicas de visual
merchandising sustituyan al vendedor, pues esta figura será
determinante en el proceso y en la experiencia de compra del cliente en
cuestión una vez que haya mostrado su interés por cualquiera de los productos
estratégicamente expuestos.
La innovación en términos de retail y visual
merchandising muy probablemente vendrá de la mano de la tecnología y
estará destinada a aquellas tiendas experimentadas en estas prácticas y que son
ya muy conscientes de su importancia. No obstante, creo que en España es más
apremiante pensar en la introducción de esta disciplina en gran cantidad de
puntos de venta que la ignoran, con el fin de proporcionar herramientas a todos
los actores comerciales para ayudarles a dinamizar sus negocios y ser más
competentes y competitivos.
Algunas claves para los próximos años
Del branding al
visual merchandising
Es necesario aplicar estrategias
de visual merchandising desde la esencia de la marca. Crear
espacios atractivos y sugerentes que no estén en línea con el mensaje y la
idiosincrasia de una marca no hará más que confundir al cliente y distraerlo.
Por eso creo muy necesario revisar o «crear marca» antes de lanzarnos a lograr
algo creativo y llamativo sin más. El branding nos ayuda a definir y posicionar
nuestro negocio, a gestionar sus valores y comunicarlos, a ocupar un lugar
privilegiado en la mente de los consumidores. En esa definición previa se
fundará toda acción visual y creativa en el punto de venta, de tal forma que
trabajemos con todos los elementos en una sola dirección, la de conquistar al
cliente de forma sutil y coherente.
Analizar, actuar y
medir
Con frecuencia tendemos a pensar que
el visual merchandising se basa principalmente en la
apariencia estética de una tienda en cuanto a la disposición de su producto.
Pero es también una estrategia comercial. Más ahora que nunca, debemos
utilizarlo como herramienta para mejorar los resultados y las ventas. Es de
vital importancia tener muy presente que se trata de colocar el producto de
forma sugerente y para que se venda más y mejor.
Antes de dar lugar a cualquier producto, tenemos que pararnos a analizar si el escogido es el sitio más apropiado en relación con otras variables, como la totalidad del espacio del que se dispone, el precio del mismo, su uso, otros productos relacionados o la atracción que provoca en el cliente. Una vez decidida una ubicación estratégica y pasado un tiempo determinado, comprobaremos el resultado en número de ventas. Siendo constantes con estos pasos, aprovecharemos mejor cada zona de nuestra tienda con relación al producto, y ello también nos aportará información útil relativa a los gustos y preferencias de nuestros clientes.
ANALIZAR
ACTUAR
MEDIR
Para lograr el éxito a la hora de
implementar acciones de visual merchandising, debemos hacernos
conscientes de que es una dinámica continua, que pasa por la experimentación y
que nos llevará de forma progresiva a conocer mejor la rentabilidad de nuestro
espacio comercial.
Innovación adaptada
Incorporar las nuevas tecnologías en
el punto de venta con el fin de lograr espacios modernos y atractivos es algo
que ningún retailer puede ignorar a pesar de que sea
relativamente fácil para algunos y más bien complicado para otros. Algunas
tiendas ya tienen escaparates interactivos compuestos de pantallas u otros
elementos en movimiento que funcionan según el comportamiento del espectador y
que han demostrado ser un éxito por su capacidad de atracción. Constituyen una
nueva forma de presentar el producto y de captar la atención del cliente.
El reto al que nos
enfrentamos ahora es el de fusionar las nuevas y no tan nuevas herramientas de
visual merchandising con el fin de lograr puntos de venta rentables. Debemos
lograr un visual merchandising más interactivo y social, que contribuya a diluir
las barreras on-/offline y que esté enfocado a generar experiencias de compra
que involucren a las personas y los productos en el punto de venta.
No obstante, es importante tener en cuenta que cualquier integración de nueva tecnología debe tener sentido para la marca y sus clientes e incorporarse con el objetivo de dinamizar la tienda y promocionar el producto, y no estar sustentada en el simple hecho de innovar a través de la tecnología.
La tienda, más que nunca, herramienta de marketing
No obstante, es importante tener en cuenta que cualquier integración de nueva tecnología debe tener sentido para la marca y sus clientes e incorporarse con el objetivo de dinamizar la tienda y promocionar el producto, y no estar sustentada en el simple hecho de innovar a través de la tecnología.
La tienda, más que nunca, herramienta de marketing
Progresivamente iremos accediendo a
los productos que necesitamos a golpe de clic. Entonces, ¿qué deberá ofrecernos
un espacio comercial para que nos tomemos la molestia de desplazarnos hasta él?
Algo imposible de transmitir a través de un soporte digital.
La tienda cobra mucho peso como
elemento de imagen, marketing y comunicación, donde una cuidada política y
estrategia de visual merchandising será fundamental. Los
puntos de venta tienden a convertirse en el buque insignia de la marca
(conocidas como flagship stores), donde además de exponer un montón
de productos que el cliente puede echar al carro, pagar y llevarse, podrá
disfrutar de momentos únicos que le unan a la marca.
La colocación del producto en tienda
será cada vez más sencilla, estará más cerca del concepto de muestrario que del
de almacén de mercancía. Sin embargo, deberá sorprender, atraer, ofrecer
interacción y generar emoción. Por decirlo de alguna manera, el concepto de
escaparate (ahora interactivo) se desplazará al total de la tienda.
La experiencia ganará terreno al
producto
El consumidor y su estimulación en el
punto de venta serán los máximos protagonistas. Tanto es así que generar
experiencias en los espacios comerciales puede llegar a primar, robando espacio
al destinado tradicionalmente a la exposición del producto.
Igualmente, podemos destacar una
serie de rasgos o tendencias, en términos más estrictos, de visual
merchandising. Algunos ya están presentes y son claramente detectables
en las tiendas de marcas que pueden incorporar estas innovaciones tan pronto
como aparecen; otros, en cambio, están llegando tímidamente. Como toda
tendencia, veremos si cuajan y permanecen o por el contrario terminan
esfumándose. Estas son algunas de ellas:
- Comodidad vs. belleza. Si el diseño parte en gran
medida de principios estéticos, a la hora de crear espacios comerciales y
mostrar el producto se tiende a pensar más en el cliente y su percepción,
teniendo muy en cuenta la confortabilidad de la tienda para lograr la
máxima satisfacción de quien la visite.
- Ambientes estimulantes. La luz es esencial en lo
que a visual merchandising se refiere y recupera la
importancia que nunca debió perder. La iluminación puede determinar el
éxito o el fracaso de un comercio. Tomar conciencia de este principio y
elevarlo a la categoría de arte en algunos conceptos de tienda convertirán
en reclamo lo que antes podía pasar desapercibido. Asimismo, el olfato y
el oído, además de la vista, contribuirán a crear un conjunto sugerente.
La música y el olor que se percibe en una tienda se convierten en
elementos estructurales de subranding y en la imagen de marca
que los clientes guardarán en sus memorias.
- Versatilidad y ligereza. Son características
esenciales del mobiliario y los soportes que permiten modificar la
apariencia de cualquier lineal y crear así presentaciones de producto con
distintos formatos. En esta misma línea y para destacar el producto que
contienen, se tiende a utilizar materiales translúcidos, ligeros, de bajo
coste o incluso de reciclaje. Son conceptos que encajan y se integran en
otra gran tendencia del retail que apunta a la cada vez mayor
proliferación y creación de espacios efímeros. Son las conocidas
como pop-up stores, puntos de venta temporales y de
edición limitada diseñados íntegramente para desaparecer.
- El soporte de moda de renueva. El maniquí, soporte
del producto de moda por excelencia, se aleja del estatismo perfecto,
ideal e inerte y se mueve hacia extremos opuestos. La figura realista
lleva ya un tiempo apuntando hacia modelos más abstractos y más sencillos.
Esta tendencia ha encontrado el marco perfecto en una situación económica
delicada, ya que se trata de piezas más ligeras y fáciles de manipular, lo
que agiliza considerablemente el trabajo delvisual merchandiser o
escaparatista y acorta los tiempos de montaje. Además, ahora se alargan
sus extremidades y otros miembros, como las manos, con lo que se
convierten en modelos más de un sueño imaginativo que de una realidad
deseable.
También vimos aparecer hace unos años, como consecuencia del auge de la estética vintage, los bustos de costura. Se han incorporado a escaparates y tiendas y conviven o sustituyen a los maniquís. Este soporte, además de permanecer, está evolucionando y ya podemos verlo con brazos y manos articulables que permiten crear multitud de poses y gestos.
Por otro lado, existen ya en el mercado y están implantados en escaparates maniquís que analizan el perfil del consumidor que se para ante ellos. También los hay capaces de imitar los movimientos de una persona. En este último caso, dejan de ser un mero soporte para convertirse en un reclamo donde el producto también se puede ver relegado a un segundo plano en pro de la (curiosa) experiencia del consumidor. - Layouts experienciales. Más como un retorno al
pasado que como una novedad, comprar se convertirá de nuevo en un acto
social. Además de por simple necesidad o por razones de puro consumo,
acudiremos a las tiendas para asistir a talleres impartidos por expertos
en la materia que corresponda, a eventos relacionados con la marca y a
cualquier actividad que aquellas puedan proponer y que capte nuestro
interés. El visual merchandising del punto de venta
deberá ser flexible, convivir con estos actos y saber aprovecharlos para
resaltar el producto y generar ventas a raíz de estas propuestas.
- Surtidos tecnológicos. Cada vez más, seremos
testigos del uso de pantallas, dispositivos electrónicos, de realidad
aumentada y otras aplicaciones como los códigos QR o BIDI para la
presentación de surtidos. Son tecnologías que permiten trasladar mayor
información sobre el artículo, su fabricación, modo de empleo, variantes o
productos complementarios, logrando mayor impacto en el consumidor,
reduciendo la necesidad de espacio de exposición y favoreciendo el
autoservicio.
- Retail art. De la tecnología más puntera
a la abstracción y el subjetivismo. Como ya hiciera Dalí en su día,
algunas marcas optan por contar con artistas para colaborar en la creación
de la imagen de sus tiendas. Son ejemplos de ello las colaboraciones de
Yayoi Kusama para Louis Vuitton o de la gallega Pamen Pereira para Hermès
en Barcelona. Con ello se consigue elevar la marca y el producto a la
categoría de arte y proporcionar una experiencia más elevada y en esta
misma línea al consumidor.
Si bien se ha utilizado aquí como ejemplo marcas de reconocido prestigio, son colaboraciones que se pueden establecer en todo tipo de comercios con artistas de diversa índole, de forma que el espacio comercial funcione como «galería» y la obra trabaje como imagen y reclamo para la tienda.
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