Es una pregunta que
surge siempre que se aborda el tema del liderazgo.
La opinión
generalizada es que hay líderes que nacen con capacidades innatas y hay otros
que se van formando en su desarrollo profesional.
Las habilidades innatas
favorecen el desarrollo del líder, pero a veces resulta más determinante la
formación que uno va adquiriendo y la experiencia que va acumulando.
Hay técnicas de
liderazgo, de toma de decisiones, de conducción de equipos, de motivación, de
comunicación, etc. que el líder tiene que conocer y dominar.
Hay que señalar la
importancia de asistir a seminarios sobre liderazgo, así como la lectura de
libros sobre la materia.
También es de gran
utilidad conseguir un feed-back del grupo para ver qué se está haciendo bien y
donde hay que mejorar.
El ir asumiendo
responsabilidades, tomando decisiones, solucionando problemas, haciendo frente
a situaciones difíciles, permitirá ir forjando a un auténtico líder.
Por este motivo, no
es bueno "superproteger" a las personas en su desarrollo humano y profesional.
Es importante que desde pequeño vayan conociendo el valor del esfuerzo, que se
vayan enfrentando a ciertas "dificultades", en definitiva, que
aprendan a desenvolverse por la vida.
Hay que favorecer que
los empleados vayan asumiendo competencias y que se vayan acostumbrando a
enfrentarse a problemas. Se trata de irlos preparando para que en un futuro
sean capaces de tomar las riendas de la organización.
La preparación y la
experiencia son aspectos que hay que cuidar en la formación de toda persona y
es conveniente empezar a hacerlo desde su juventud, para ir desarrollando sus capacidades
de liderazgo.
Otro aspecto esencial
para poder ejercer un buen liderazgo es conocer en profundidad el terreno en el
que uno se mueve.
El líder de una
empresa puede jugar un papel secundario en un club de tenis (por ejemplo) del
que sea socio si sus conocimientos de este deporte, de cómo funciona su
entorno, etc., es limitado.
No obstante, el líder
no tiene por qué ser un especialista en la materia, pero si tendrá que tener
una formación sólida e integral, que le permita tener ideas muy claras y un
conocimiento global de la actividad que desarrolla (sea ésta empresarial,
deportiva, cultural, etc.).
El liderazgo se basa
en un reconocimiento espontáneo por parte del resto del equipo, lo que exigirá
dar la talla, estar a la altura de las circunstancias. Si el grupo detecta en
él carencias significativas terminará por rechazarlo.
Los subordinados
entienden que el líder no tiene por qué conocer hasta el último detalle de cada asunto (para eso están los expertos),
pero sí esperan de él un conocimiento suficientemente sólido.
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