miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA CALIDAD DEL SERVICIO_ ELIAS ALVAREZ BUENO, Asesor Gerencial. No 2

SIETE TÉCNICAS PARA LOGRAR LA SATISFACCIÓN DEL CLIENTE.

1.         Ser agradable y recursivo en el trato. Los vendedores excelentes nos han enseñado que para vender un producto o servicio, primero hay que ser agradable y recursivo en el          trato. Y para que mi cliente me perciba agradable, la mejor clave es hacerle prender las luces del entusiasmo presentándose ante él con buen empaque personal, que se concreta en vestuario elegante y sobrio, sonrisa en el rostro, pose llena de vitalidad, agilidad en el caminar, voz agradable, mirada acogedora y viva, relajación en todo el cuerpo. En el arte del contacto, además de lo anterior, el proveedor debe practicar el arte de escuchar al cliente más que el hacerse escuchar.

2.         Poner la calidad en primer lugar. La calidad se define actualmente como "la conformidad con los requerimientos del cliente". Las palabras bueno, excelente, superior, moderno, lo último, uno A, no nos sirven a los proveedores para definir la calidad porque estas palabras tienen significados distintos para cada persona. La calidad del servicio exige que en toda la empresa se defina la calidad de una sola forma: calidad es la conformidad con los requerimientos del cliente.

            Para lograr la conformidad con el cliente, hay cuatro pasos claves: el primer paso es rascarle donde le pica que consiste en hacerle la radiografía de lo que él está necesitando; el segundo paso es hacerle sentir sed que consiste en ayudarle al cliente a tomar conciencia de sus propias necesidades; el tercer paso es presentarle una caja llena que consiste en ofrecerle alternativas para satisfacer sus necesidades; el cuarto paso es andar al ritmo del otro que consiste en darle tiempo e información para elegir su mejor alternativa de satisfacción.

3.         Tener una visión positiva. La visión positiva se concreta en la capacidad de ver en cualquier cliente todas las oportunidades que él representa para uno y para la empresa. Y es también la capacidad para hacerle ver al cliente todas las satisfacciones que puede obtener con nuestros servicios y nuestros productos.

4.         Ser flexible. La flexibilidad es esa habilidad que nos permite andar al ritmo y según el estilo de cada cliente. Por esto es que se dice, y con razón, que un buen vendedor o proveedor debe ser un buen artista, porque debe bailar (emparejarse) al son que el cliente le toque; porque el libreto para el momento de la verdad lo escribe el cliente y no el proveedor.

            Para que un proveedor o servidor pueda emparejarse con su cliente debe conocer y practicar algunos "secreticos" como los siguientes.

            A) Hágale eco a su cliente utilizando expresiones como "entonces lo que Usted desea es...", "yo le entendí a Usted que...", con el fin de ponerse en la onda con el cliente y hacerlo sentir importante.
           
            B) Cuando Usted le va a responder al cliente, use el mismo lenguaje de él; por ejemplo, si el cliente dice "sírvame un guaro por favor", Usted le responde "le sirvo un guaro con mucho gusto", en lugar de decirle... un aguardiente... y verá como su cliente inmediatamente sonríe y se torna simpático.

            C) Póngase en el terreno del cliente, haciendo referencia a cosas o situaciones familiares del ambiente de él, por ejemplo: refiérase al metro si habla con un paisa, a los pacientes si habla con un médico, a la sabiduría si habla con un escritor.

            D) Gesticule como su cliente, es decir, mueva los brazos como él, use su mismo tono de voz, párese como él, mire como él, teniendo cuidado de que el otro no se sienta remedado sino digno de ser imitado.

5.         Obrar con sabiduría. La sabiduría de la que hablamos en este caso es la sabiduría para hacer las preguntas que se deben hacer. Yo creo que las preguntas que se deben hacer son las preguntas opcionadoras  o sea, aquellas que sitúan al cliente dentro de un terreno de opciones o alternativas. Por ejemplo, cuando el vendedor pregunta ¿cuál de esos vehículos es que Usted va a elegir y cuál de estas cuatro formas de pago escoge?, él empieza suponiendo que el cliente va decidido a comprar. El vendedor sabe muy bien que ese estilo de interrogación pone al cliente a reflexionar y a sentirse ganoso. Pero si Usted le pregunta  ¿por qué no compra vehículo?, el cliente, en lugar de sentirse ganoso, dispara un casete con un largo listado de autojustificaciones para no comprar.

            Está demostrado que un buen vendedor gasta mucho más tiempo haciéndole preguntas a su cliente que atropellándolo con afirmaciones o argumentaciones para presionar la compra. Cuando el cliente se encuentra con una lluvia de afirmaciones y argumentaciones retrocede, se defiende, se incomoda y huye.

            Por el contrario, el cliente se queda ahí cuando es escuchado e interrogado; las interrogaciones lo hacen sentir importante, le hacen sentir sed, lo enganchan, siempre y cuando sean interrogaciones relacionadas con lo que a él le pica.

6.         Ser excelente. La excelencia es la capacidad de hacer por el cliente algo más. Algo más de lo que él espera y algo más de lo que la competencia le da. Para lograr la excelencia hay cuatro mecanismos sencillos pero muy poderosos: 1. poner toda nuestra atención y hacer funcionar todos nuestros cinco sentidos en pro del cliente cuando estamos en el momento de la verdad; 2. ofrecerle al cliente continua satisfacción desde el principio hasta el final; 3. resolverle al cliente todas sus inquietudes y anhelos durante el momento de la verdad y 4. solucionar rápidamente las quejas y reclamos del cliente, recordando que la reconciliación estrecha más los vínculos comerciales y que un cliente insatisfecho puede llegar a compartir su insatisfacción con unas 20 personas más, creando así una imagen negativa de su proveedor.

            Toda persona o entidad que venda cosas o servicios, debiera inventar cada mes o cada dos meses, por lo menos, algún tipo de consentimiento para sus clientes, teniendo en cuenta que la excelencia no necesariamente se concreta en grandes inversiones sino, mas bien, en detalles de gran poder atrayente.

7.         Ser autocontrolado. El autocontrol es un arma que debe tener siempre disponible el proveedor dada la alta sensibilidad del cliente cuando está en contacto. El autocontrol se requiere especialmente con los clientes difíciles o enfadados. Hacerse respetar de un cliente no quiere decir enfadarse, agredir, insultar o gritar como él. Frente a los clientes difíciles la mejor estrategia es escucharlos con serenidad y sin interrumpirlos, hacerles preguntas que nos permitan saber lo que quieren que les arreglemos. De nada sirve mirar al cliente con sarcasmo. De nada sirve hacerle preguntas mal intencionadas.

            Para los momentos difíciles con el cliente, es muy útil practicar las siguientes reglas:

            1.         Ponga de primero lo primero. Y lo primero es permitirle al cliente que se desahogue exponiendo su problema. Lo primero no es justificarse ante el cliente.

            2.         Busque más comprender al cliente que hacerse comprender Usted. Evite decirle al cliente cosas como las siguientes: nuestros clientes son miles y es humano que fallemos con alguno; perfecto no hay nada en este mundo; es muy difícil coordinar bien a todas las personas de nuestra empresa para lograr que siempre todo nos salga bien.

                        Ante los reclamos hay que ser preciso y breve. Por ejemplo: "en dos horas le tenemos una respuesta sea para arreglarle el problema o bien para devolverle su dinero".

            3.         Busque el "tu ganas yo gano" diciéndole al cliente enfadado algo como lo siguiente: "mi empresa y yo empezamos ahora mismo a hacer todo lo que esté de nuestra parte para que Usted quede satisfecho; ¿quisiera sugerirnos algo, además de lo que nosotros podemos hacer, para que Usted llegue a quedar satisfecho?". Si hacemos esta pregunta  con sinceridad, el cliente lo nota, se pone razonable aunque no esté de acuerdo y, sobre todo, se siente respetado y ganador.


            4.         "Afile la espada". Es decir, haga ejercicios para superar el estrés; lea, consulte y practique mucho sobre las técnicas para manejar los conflictos. Una receta para el manejo de los conflictos puede ser la siguiente: a) presencie el conflicto en silencio como si fuera un observador ajeno; b) sonría internamente (no externamente); c) respire profundo; d) relaje todo su cuerpo; e) después de hacer todo lo anterior proponga una alternativa de solución. Cuando disponga de tiempo libre en las salas de espera, en el vehículo que lo transporta, mientras se está duchando o mientras está en el sanitario, etc., repita interiormente la receta y dígase lo siguiente: "siempre que afronte un conflicto voy a practicar esta receta".

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