SEIS ETAPAS DEL
PROCESO DE PRODUCCIÓN DEL SERVICIO.
Para aprender bien este
proceso de producción del servicio vamos a imaginarnos que se trata de una
clínica, a la cual le pondremos el siguiente nombre: "Clínica la
Sanación".
Primera etapa: Investigación de las necesidades del mercado.
Para una clínica los pacientes
son su mercado. Los pacientes actuales son su mercado real y los que pueden
venir en el futuro con el mercado potencial. Pues bien, los pacientes o
usuarios son la mejor fuente de inspiración para que la clínica escoja los servicios
que va a prestar. Supongamos que después de haber consultado a los clientes reales
y potenciales, a través del teléfono, de encuestas y de entrevistas personales,
hemos sabido que los clientes quieren los
siguientes productos (nueve en total): amabilidad, sanación (salud del cuerpo y
del espíritu) además de curación (salud aparente del cuerpo), consentimiento,
rapidez, respeto, honradez, exactitud en el diagnóstico, reparación de los
errores, tecnología avanzada.
Con lo anterior los dueños de
la clínica dieron el primer paso de la producción del servicio, que consiste en
investigar necesidades de la clientela.
Segunda etapa: Decidir las satisfacciones que vamos a ofrecer.
Usted protestará preguntando
¿satisfacciones?, ¿acaso no se trata de servicios o productos?. Insisto: el
usuario de cualquier servicio no valora las cosas o el servicio en sí, sino que
valora las satisfacciones que obtiene cuando paga una cosa o un servicio.
Supongamos que los dueños de
la clínica adoptan el reto de vender todos esos nueve productos que arrojó la
investigación, porque se sienten capacitados, con recursos técnicos,
financieros y humanos suficientes, pero decidieron que los dos productos
prioritarios (su ventaja competitiva) serán la sanación integral del individuo y el consentimiento para todos los usuarios, cualquiera sea su
condición.
Con lo anterior los
administradores de la clínica concretaron el segundo paso de la producción del
servicio, que consiste en decidir.
Tercera etapa: Visualizar las satisfacciones que se ofrecen.
Recordemos que adoptamos la
sanación y el consentimiento como productos bandera. Entonces todos los
clientes que se acerquen a la clínica o estén dentro de ella deben recibir,
sentir, ver, oír, palpar y oler sanación y consentimiento en todo, en todos los
servidores de la clínica, en todos los lugares, y desde que entran hasta que
salen. En eso consiste visualizar el servicio. Pero vamos a un más allá con el
significado y las implicaciones del verbo visualizar.
Cuando un cliente está frente
a un médico convencido de que su servicio es la sanación, el cliente oye que su médico le pregunta ¿quién es
Usted y cómo es Usted? antes que ¿qué enfermedad tiene Usted? y oye mucho la
palabra sanación en la boca de todos los
funcionarios de la clínica; el
cliente siente alivio espiritual y
sicológico por parte de un médico amable, humano y profundamente respetuoso; el
cliente recibe terapias integrales y
no solamente fármacos, cirugías o exámenes de laboratorio; el cliente ve que todos los funcionarios de la
clínica están sanos, ve escritos, ilustraciones y ambientaciones que hablan de
sanación; el cliente es tocado con la energía positiva de todas
las personas de la clínica; a él todos le dan la mano, lo miran a la cara y se
le acercan para hacerlo sentir acompañado.
Como en esta clínica el
segundo producto bandera es el consentimiento, el cliente oye voces y música agradables en todas partes; saborea confites, café y aromáticas en los sitios de espera; recibe llamadas telefónicas o
comunicaciones escritas en su convalecencia y en sus aniversarios; el cliente ve y disfruta asientos confortables y
parqueaderos amplios; el cliente toca
sábanas, cobijas, cubrelechos y tollas suaves y limpias.
Los dos párrafos anteriores
nos amplían la idea de lo que es visualizar el servicio.
Cuarta etapa: Normalizar la prestación del servicio.
Habría mucho caos si no
hubiese semáforos, si cada persona hablase un idioma diferente, si cada uno
pudiera establecer un código judicial, si la salida del sol fuese a horas
impredecibles. El universo es una armonía porque funciona de acuerdo a unas
normas.
De igual forma, para que haya
armonía en la prestación del servicio es indispensable establecer normas, cuya
función primordial es la de facilitar el buen funcionamiento de las cosas
habituales, rutinarias o repetitivas.
Los administradores de esta
clínica entendieron que normalizar es reglamentar; y vieron que las
reglamentaciones ahorran tiempo, facilitan las cosas, evitan repeticiones y
aseguran la calidad en la producción y prestación del servicio. En esta clínica
hay un manual de procedimientos para todos los oficios y con ellos se le da
entrenamiento a los nuevos y a los antiguos, abarcando a todos, sean
profesionales o no profesionales.
Quinta etapa: Prever acciones correctivas.
Pero en todas las situaciones
de la vida humana hay imprevistos; entonces, los administradores de nuestra
clínica hacen frecuentes "reuniones
de imaginación" de las fallas que se pueden llegar a presentar; en
seguida adoptan medidas preventivas reales (ya no imaginarias) para impedir el
acontecimiento de las fallas imaginarias. En esta clínica hay unos listados de posibles soluciones para posibles fallas.
Hay algo más admirable: mensualmente se le conceden premios a las personas que
presenten el mejor listado de posibles soluciones para posibles fallas.
Como las personas de esta
clínica, más que las de cualquiera otra institución de servicio, están
convencidas de que "después del ojo afuera no hay Santa Lucía que
valga", ellas invierten muchas horas en pequeñas reuniones de grupo para
responder a la siguiente pregunta ¿si nos llegara a suceder lo peor qué
haríamos?.
Sexta etapa: Auditar la satisfacción del cliente.
La administración de esta
clínica interroga, investiga o encuesta permanentemente a sus clientes porque
tiene las siguientes convicciones sobre los clientes (una convicción es algo
más poderoso que la simple opinión):
·
La institución vive del cliente y para el cliente; por eso tenemos
establecidos mecanismos de comunicación permanente con él.
·
El cliente es el verdadero juez de la calidad; por eso buscamos saber
qué experiencia tuvo el cliente al utilizar nuestros servicios.
·
El cliente satisfecho hace muy buenas sugerencias a quien le prestó el
servicio; por eso le preguntamos a nuestros clientes qué es lo que les gusta de
nosotros.
·
El cliente insatisfecho es la persona más indicada para hacer saber
los errores; por eso invertimos recursos en diferentes mecanismos para oír (sin
justificaciones) al cliente insatisfecho y reparamos los errores lo más pronto
posible.
·
El cliente siempre quiere más; por eso tomamos sus ideas como pautas
para la excelencia.
·
El único mecanismo para sobrevivir es tener clientela; por eso nos
interesa más hacer clientes que hacer ventas.
Y terminemos como empezamos:
el servicio es un conjunto de "respuestas
satisfactorias" que se le dan a un cliente o usuario para calmarle
necesidades de tranquilidad, seguridad, prestigio, comodidad, desarrollo...
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