Por el contrario es para la paz. Es para lograr más riqueza, sin dilapidar recursos para atacar a contendores imaginarios (que más bien son colegas) ni para defendernos de ellos porque no es necesario, ya que todos los colegas se ocuparán, como nosotros, de construir un mercado más rico, más desarrollado, con más progreso en todo sentido.
No suena ilógica la propuesta de acabar con los enemigos, con los contendores o mejor dicho con los competidores. Al fin y al cabo eso es lo que se persigue en la guerra y es lo que ha propuesto el mercadeo tradicional. Lo que suena ilógico es acabar con los competidores dejando de verlos como enemigos y empezando a verlos como colegas con los cuales construiremos un mejor mercado, más rico, más bien servido, mejorado por todos, para que así ese mercado vele por nuestra mejora, como resultante lógica.
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