“Los negocios son una guerra”, “ser más listos que la competencia”, “apoderarse de la participación de mercado”, “derrotar a los proveedores”, “aprisionar a los clientes”. Y esta “obra maestra” de Gore Vidal: “no es suficiente tener éxito. Otros tienen que sucumbir”.
“Si usted no tiene un competidor realmente difícil, invéntelo… La competencia es una forma de vida”.
Bill Smithburg.
“Una compañía fuerte y las demás débiles”.
Hiroshi Yamauchi
“Cuando las reglas del juego resultan inadecuadas para triunfar, los caballeros de Inglaterra cambian las reglas”. Harold Laski.
“Si no los puede convencer, confúndalos”,
Harry S. Truman.
El mundo de los negocios está inmerso en un lenguaje de guerra. Llegó la hora de cambiar y empezar a utilizar el que debe ser el lenguaje de los negocios entre seres humanos, que además del componente animal (competitivo por naturaleza) tienen el componente espiritual (amoroso por su origen).
Si usted acepta esta propuesta, entonces no habra competencia ni coopetencia. Aquella, porque busca acabarnos entre quienes hacemos actividades similares, y esta, porque busca sumar fortalezas para vencer a otros. Al fin, si tengo fortalezas suficientes para defenderme y atacar solo, hago competencia, pero si no es esa la situacion, hago coopetencia.
El resultado es el mismo: continuar la guerra. Solos contra todos o unidos contra algunos. Ninguna de las dos opciones me convence cuando la funcion esencial de las empresas es generar beneficios mejorando la calidad de vida de la comunidad integra.
Simplemente, no tengo que atacar a nadie.
Mi función es construir.
Construir un mejor mercado, construir mejores clientes, construir mejores riquezas, construir mejores comunidades.
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