Cuando se
acude a la mesa de negociación uno debe tener un conocimiento muy exacto de la oferta que
presenta.
- Características principales del producto o servicio, con cierto nivel de detalle.
- Variedad de la gama (colores, tamaño, potencia, etc.).
- Plazo de entrega.
- Garantía.
- Rango de precios, posibles descuentos negociables (por volumen de compra, prontopago, etc.).
- Facilidades financieras.
- Puntos de asistencia técnica.
- Etc.
No obstante, habrá aspectos más
precisos (de tipo técnico, jurídico, financiero, etc.) que uno puede
desconocer.
En dicho caso quedará en hacer la
consulta al departamento correspondiente y facilitar una respuesta lo antes
posible.
También se pueden poner en
contacto los departamentos correspondientes de ambas empresas.
Lo que no se debe hacer bajo ningún concepto es tratar de salir del paso inventando una
respuesta (uno podría quedar en evidencia perdiendo toda su credibilidad).
También hay que tratar de conocer
en qué medida el producto o servicio que uno ofrece puede satisfacer las
necesidades de la otra parte.
Hay que comparar nuestra oferta con
la que ofrecen los competidores.
Un buen conocimiento de todos estos aspectos
permitirá una mayor seguridad durante la negociación, la cual podrá desarrollarse con mayor agilidad.
Además, uno proyectará una imagen de profesionalidad, ganándose el respeto del
oponente.
Fuente: aulafacil.com
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