Un
comercio moderno se consigue mediante la aplicación de un conjunto de criterios en la concepción del mobiliario
específico, la decoración, la información, etc., con el objetivo de dar un
aspecto seductor al lineal y a la tienda, para promover la imagen del propio
distribuidor.
La
puerta de entrada tiene que ser amplia, abierta y sin obstáculos, que invite a
entrar al establecimiento.
Para
optimizar las ventas hay que conseguir el máximo de superficie de exposición.
El binomio exposición = vender y ventas es sinónimo de éxito comercial. De esta
forma se consigue que los clientes visualicen el máximo de productos,
fomentando, por otra parte, las ventas impulsivas.
Los
mostradores son barreras para el cliente, se deben reducir al mínimo posible e
incluso eliminarlos.
La
ubicación de la caja de cobro en un lugar estratégico, permite dirigir al cliente
a una zona de bajo tránsito (zona fría).
Colocar
las secciones en la superficie de ventas conlleva un estudio que dé como
resultado conseguir que el cliente recorra la mayor superficie de ventas
posible.
La
circulación dentro de la tienda tiene que ser fácil y natural, evitando pasillos
sin salida, estrechamientos y otros obstáculos.
El
surtido es la imagen de la tienda, su adecuada selección será la clave del éxito
comercial.
La
iluminación puede modificar la percepción del producto expuesto por parte de
los clientes. Se debe estudiar el nivel de claridad conveniente en función de
los productos, de su presentación y de la decoración, en general.
Los suelos
deben ser cómodos, seguros y de fácil limpieza y mantenimiento.
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