En primer lugar hay que señalar que es
muy diferente una negociación individual que una negociación en grupo.
Mientras que en el primer caso hay
que tratar de convencer a una sola persona, en el segundo son varios los
interlocutores, cada uno con su punto de vista, sus intereses, sus recelos,
su valoración particular sobre nosotros, etc.
Antes de la primera reunión conviene solicitar
a la otra parte una relación de las personas que van a asistir con el fin
de acudir por nuestra parte con un grupo similar.
Por ejemplo, si en la reunión va a
estar presente un representante de su área financiera es lógico que por nuestra
parte también.
Salvo que haya gran diferencia entre
las dos empresas, lo lógico es que por ambas partes acudan personas de
puestos similares.
Si por su parte acude el director
comercial, por nuestra parte también debería estar presente.
No es conveniente que nuestro grupo
esté formado por personas de menor nivel jerárquico ya que los interlocutores se podrían sentir minusvalorados (ellos
acuden con su director financiero y nosotros con un ayudante).
Ni tampoco por personas de mayor
rango en la organización, se podrían sentir incómodos,
cohibidos (dificultando la comunicación) o podrían percibir que para nosotros
dicha negociación tiene más importancia que para ellos (se podrían crecer).
Acudir con personas en puestos
similares facilita la comunicación,
agilizando la negociación (resulta más fácil plantear y contestar preguntas,
aportar los datos solicitados, tomar las decisiones necesarias, etc.).
Cuando se negocia con un grupo hay
que identificar a su líder.
Quién define su estrategia, sus
objetivos, quién en última instancia decidirá si se cierra o no el acuerdo. Puede que el líder del grupo no sea quien lleve la voz cantante sino
que adopte una posición más discreta, interviniendo únicamente en los momentos
claves.
Pero también hay que prestar
atención a los demás miembros del grupo. Cada uno de ellos puede tener
intereses diferentes en la negociación.
Por ejemplo, al representante del
área de compra le preocupará el precio; al de producción las capacidades
técnicas, plazo de entrega, garantía y servicio post-venta; al del área
financiera las facilidades de pago, etc.
Durante la negociación uno debe
procurar dar argumentos convincentes a cada uno de ellos.
Aunque normalmente sea uno quien
decide firmar, son muchos los que pueden hacer que la negociación no llegue a buen
término.
La opinión contraria de cualquiera de
los departamentos implicados puede ser suficiente para que el líder del grupo
decida romper la negociación.
Constitución y funcionamiento de
nuestro equipo negociador
A continuación se señalan algunas reglas
que conviene seguir a la hora de formar nuestro equipo:
Hay que tratar de buscar personas con
habilidades complementarias. Una con habilidades técnicas,
otra con gran capacidad de relación social, otra experta en lograr consenso,
otra especialmente rigurosa para controlar los pequeños detalles, otra
creativa, etc.
Conviene tener un encuentro
inicial, antes de comenzar la negociación, para que la gente se conozca.
La comunicación es esencial dentro
del grupo.
Hay que crear una atmósfera que
favorezca la comunicación, una relación de puertas abiertas (un líder
accesible), donde impere la transparencia en lugar del secretismo.
Todo el mundo tiene que tener muy
claro cual es el objetivo de la negociación, la
estrategia que se quiere seguir, debe conocer toda la información que se
disponga sobre la otra parte y competidores, etc.
A lo largo de la negociación hay que
ir comunicando los avances que se vayan produciendo y los obstáculos que vayan
surgiendo.
Antes de cada encuentro con la otra
parte el grupo se deberá reunir para fijar
los últimos detalles.
También después de cada encuentro debe haber una reunión para analizar y valorar lo ocurrido.
Dentro del equipo es posible que surjan tensiones en algún
momento. El líder debe estar atento y atajar de raíz estos posibles
conflictos. Tan sólo un equipo compenetrado puede ser eficaz.
Fuente: aulafacil.com