La forma de hacer mercadeo en las últimas décadas,
ha estado dirigida a superar al competidor, llegando incluso al punto en que se
ha olvidado la esencia, hasta ahora, de esta filosofía de gestión empresarial:
la orientación al cliente, la satisfacción de sus necesidades y la generación
de confianza en él.
El mercadeo, como consecuencia de esto, poco a poco
en un principio y aceleradamente en los últimos años, se ha contagiado del
belicismo que acompaña al lenguaje heredado de la milicia, del cual se vale.
Dentro de ese contexto, podríamos decir que la
comunidad no se ha desarrollado en todos los campos como lo ha logrado hacer
(sólo en algunos países) en el económico. Y así consideradas las cosas podemos
afirmar que el desarrollo de esta “aldea global” no ha sido armónico, y de
cierta manera ha sido destructivo.
Siempre que destruimos algo en nuestro prójimo (así
sea nuestro enemigo), estamos destruyendo algo nuestro. Ningún empresario puede
ser exitoso a la larga, definiendo estrategias en las que se logren avances a
costa de otros.
La propuesta de la Perceptología
Comercial es dejar de considerar al
competidor por sí mismo, como el regidor de nuestras actividades de mercadeo.
En realidad lo más importante es el análisis del competidor en el contexto de
la mente del cliente.
También propone la Perceptología que para lograr el fervor y la fidelidad del
cliente no basta satisfacer necesidades, más aún, no se requiere satisfacer
éstas ya que hacia donde el cliente está encaminado es a formarse percepciones
las cuales suelen diferir de las realidades y por lo tanto de las necesidades
reales.
Por ello es menester que todos los esfuerzos en la
actividad de mercadeo estén orientados a la identificación y comprensión (hasta
donde sea posible) de las percepciones que se forman en la mente del consumidor
para que se puedan lograr con él acuerdos perceptuales.
El mercadeo es una
actividad empresarial muy joven, pero ya debe darse cuenta que llegó la hora de
dejar atrás los malos hábitos de su adolescencia y aprovechar los buenos
ímpetus de ella. La propuesta aquí plasmada plantea el modo de vivir
maduramente el mercadeo, para el bien del mundo que Dios nos puso a nuestro cuidado.
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