jueves, 4 de abril de 2013

Tomar decisiones...


El líder es una persona que no duda a la hora de tomar decisiones: Sabe cuándo  ha llegado el momento de tomar una decisión.


Sus decisiones están meditadas, tras un ejercicio de profunda reflexión.

La mayoría de sus decisiones resultan ser acertadas.

Cuando se aborda una cuestión (oportunidad, problema, línea de actuación, etc.) el líder puede disponer de más o menos tiempo para su análisis, dependiendo de la premura que exista.


El líder utilizará todo el tiempo disponible para informarse, estudiar el asunto a fondo, recabar opiniones, discutir, analizar alternativas (todas las posibles) y sus previsibles consecuencias.


Mientras que la decisión no esté tomada el líder es libre de cambiar de parecer, no se tiene que sentir atado por su primer punto de vista, no tiene que temer que  cambiar su opinión delante de sus colaboradores pueda parecer un signo de incoherencia.


Es el momento del análisis y se trata de alcanzar la decisión más adecuada.


El líder favorecerá dentro de su equipo un clima participativo que mueva a la gente a defender sus puntos de vista. Durante la fase de deliberación el líder debe favorecer la discusión y aceptar la discrepancia.


Un subordinado que dice SÍ a todo lo que opina su jefe es una persona que no aporta ningún valor a la organización.


Eso sí, una vez tomada una decisión ya no habrá tiempo para la discrepancia, el equipo debe actuar a partir de entonces como una piña.


El líder debe preocuparse de dominar los temas que tenga que abordar y no tener que basarse exclusivamente en la opinión de los expertos.


No se trata de que el líder sea un especialista en cada asunto que afecte a la empresa (ello sería imposible), pero sí debe tener un conocimiento sólido sobre cada uno de ellos.


Esto le permitirá mantener un punto de vista independiente, tener criterio y poder valorar la opinión de los expertos.

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