Hoy en día,
realizar compras a buen precio parece ser la gran consigna de las marcas, sobre
todo cuando existen presiones de los retailers acerca de los precios de
introducción al punto de venta, donde la gente de compras, agotan las
negociaciones tratando de hacer prevalecer precios que siempre tienen que
seguir a la baja. Razón fundamental esta como para poner en riesgo toda la
cadena anterior a la llegada al super: hay que bajar costos de donde sea y como
sea. Y justamente allí es cuando se arriesga a comprar de una forma
sistemática, cerrada, y hasta peligrosa, llegando en el peor de los casos a no
saber comprar.
En las
empresas, muchas veces quienes compran no son los que necesitan el producto. No
logran transmitir a la gente de compras sus necesidades para con ese producto o
servicio. Pues claro, la gente de compras, compra. Y generalmente
lo más
económico que aparece, aunque ello no significa que compre inteligentemente.
¿Pero,
qué es una compra inteligente? Una compra inteligente es aquella que
deja satisfechas a las dos partes, no sólo al momento de la adquisición, sino
días, semanas y meses después. Se compra de manera inteligente cuando se logra
un balance entre la calidad y el precio de un producto; o cuando sabemos que
nuestra adquisición es verdaderamente útil.
¿Y qué podemos hacer
para comprar mejor? Un elemento indispensable para poder comprar de manera
adecuada es comparar precios pero sobre todo características. Es importante
destacar que no sólo se trata de analizar qué producto es el más barato, sino saber
exactamente qué ofrece cada proveedor y si existe una relación proporcional
entre calidad y precio.
El punto clave para
comprar de manera inteligente y escoger los precios óptimos es sin duda
comparar. Y así poder tomar nota de lo que nos interesa comprar, lo que
esperamos de esa compra y el presupuesto con el que contamos.
A este respecto, y
con referencia a desarrollos para puntos de venta, es importante señalar que
cada agencia de p.o.p. posee unos expertos que está dispuesta a incluir en cada
proyecto, un valor agregado que seguramente marcará la diferencia entre un
proveedor y otro, pero también mucho depende de la intensidad de la
negociación. Todos sabemos que debemos hacer rendir nuestros
Presupuestos al
máximo producto en gran medida de lo que comenté en el primer párrafo, pero
también para salir al mercado con calidades y precios realmente competitivos, incluso
internacionalmente. Esto es la premisa y la responsabilidad tanto para la gente
de marketing, como de ventas y de compras, sobre todo en épocas de mercados
contraídos y consumidores exigentes. Existe un abismo entre un trabajo
concienzudo de parte de una reconocida agencia de pop u operar con un proveedor
desmotivado, sin experiencia, y donde queda totalmente excluido del negocio,
ese ganamos todos que si no existe, no
termina de cerrar para alguna de las partes. Y claro, la cuerda se corta.
Y cuando esto sucede,
el resultado se nota invariablemente, de nota improvisación, desinterés, total falta
de apoyo para que el producto sea un éxito de ventas, desatención, un nivel de
servicio a todas luces pobre, en definitiva un resultado mediocre, viendo en el
punto de venta un exhibidor de refrescos igual al exhibidor de productos de
aseo o peor aún exhibidores de una misma categoría con el mismo diseño, y lo
único que los diferencia son los gráficos, donde no existe un elemento
distintivo generador de emociones que impulse a mirar hacia el producto, que
transmita lo que es la marca. Al final termina siendo un exhibidor de
inventario que lo único que lo va a diferenciar del producto de la competencia
es su precio, y todo esto por una negociación desequilibrada, solo atendiendo
intereses propios, en definitiva, una negociación que no terminó de cerrar el
círculo donde todos deben ganar.
Muy por el contrario
y como diferencial entre vender, vender igual o vender más en el punto de venta,
está el lograr una buena mancuerna entre marca y agencia de pop, invitándolo a convertir
el lanzamiento de ese producto en un éxito, contagiarlo, incluirlo.
No podemos olvidarnos
que nuestro proveedor tiene que estar convencido de las bondades del producto
ya que debe transmitirlo a la pieza que terminará en el piso de exhibición, y
que a su vez capte la mirada de un comprador dispuesto a llevarlo consigo.
Tarea por demás ardua, donde se pone en juego la experiencia, la idoneidad, el
know-how, la responsabilidad y toda la estructura de la agencia de pop, en pos
de lograr la colocación y permanencia de la exhibición, impactar, aumentar la
comercialización del producto, cumplir los objetivos de ventas, el ROI, etc.,
entre otros.
Únicamente así
podemos decir que se ha logrado una compra inteligente, cuando se gana mucho
más que buen precio.
Fuente peopemexico.
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