Cuando nuestro actuar
se fundamenta basado con prioridad en lo que hace el colega, estamos dejando
que él dirija nuestras acciones. Por lo tanto, serán sus realizaciones las que
ordenen nuestra reacción. Esto en sí no es censurable si de lo que se trata es de
seguir el buen ejemplo para sumar esfuerzos y complementar el aporte del otro para
mejorar compartiendo y así, como resultado, acelerar el proceso de mejora de la
comunidad, incluyendo en ésta a nuestros colegas.
Lo que no es prudente
es basarnos en el actuar del colega para eliminarlo a él. Siempre que acabamos
con algo que el colega ha planteado como mejora a la comunidad, estamos
desapareciendo algo que nos beneficia a nosotros. Por ello lo más prudente es trabajar
para potenciar el efecto positivo que ello cause, aportando mejoras y bienestar
al actuar del colega.
Dos grandes fuerzas
opuestas que se chocan entre sí causan un desastre enorme que aporta retraso al
desarrollo o avance de las dos fuerzas, llegando incluso a terminarlas.
Si esas dos fuerzas
se unen y avanzan en el mismo sentido, su desplazamiento será mayor, mejor y
más rápido.
Por ello, mejor que
provocar que el colega dilapide recursos, es propiciar que ellos se inviertan
en mejorar el bienestar, la calidad de vida y el poder adquisitivo del mercado.
Ello nos favorecerá
si estamos pendientes de aportar las mejoras que nos correspondan por nuestro
lado.
En nuestros
compromisos, en lugar del engaño, debemos propiciar la generación de confianza.
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