Asesor de Empresas.
La
sabiduría del niño es......... " dejar que la ternura fluya"
Como en muchos hoteles del mundo que tienen biblias disponibles en todas las habitaciones, en una institución estaban disponibles en todos los puestos de trabajo los siguientes libros:
"La caricia es esencial",
"La ternura es un derecho",
"La felicidad sana el alma y el cuerpo".
En esta institución se leían muchos artículos de diferentes comentaristas que explicaban el siguiente postulado del psiquiatra Freud : una persona es sana psíquicamente cuando es capaz de dar y recibir amor sin defensividad y cuando es productiva en el trabajo.
También había tableros blancos en sitios de abundante afluencia de personas y al lado de cada tablero había un aviso que decía: "cuando fluye la ternura dentro de un grupo humano todo es claro, limpio, nítido, desprevenido; de nada sirve sentir la ternura si no se la expresa".
En esta institución se realizaban encuentros vivenciales para "despertar el niño interior" y cada encuentro se iniciaba leyendo el siguiente texto de un autor anónimo. En esta institución se realizaban encuentros vivenciales para "despertar el niño interior".
Y siempre se iniciaba leyendo el siguiente texto del libro titulado "Por favor sea Feliz"de Andrew Mathews, editado por Urano.
" ... Podemos aprender bastante de los niños. Casi todos tenemos la fortuna de conocer de cerca la magia de la niñez veinte o treinta años después de haber sido niños. Si nuestros hijos tienen niños, recibiremos aun más lecciones ... Parecería que muchos padres conciben el proceso de aprendizaje como una calle de un sólo sentido. Pienso que les convendría dedicar mas tiempo a aprender de sus niños, y menos a enseñarles ....
... Los niños saben pasarla bien, mucho más que la mayoría de los adultos. Los niños saben reír. No necesitan gran cosa para reírse. A veces no necesitan nada. Ellos ríen porque les agrada la sensación ¿ya cubriste hoy tu cuota de risa?.
Los niños son deliciosamente espontáneos. No analizan ni elucubran las cosas. Simplemente se mantienen ocupados siendo ellos...
Los niños siempre viven fascinados. Son curiosos. Una piedra, un escarabajo o un charco, es una fuente de asombro para un niño. Todo es una experiencia nueva y emocionante. Los adultos nos desconectamos y ya no entendemos de rocas, insectos, charcos ni ratones. Aun podríamos aprender mucho de estas cosas, pero el problema es que, al llegar a la edad adulta, olvidamos cuán mágico es este planeta.
Los niños aceptan abiertamente. No tienen prejuicios. Les gustas rico o pobre, blanco o negro. Los niños no se escandalizan por ideas políticas o religiosas. No les preocupa demasiado bañarse o no bañarse. Te aceptan a ti. Aceptan las circunstancias hasta el día en que deciden no hacerlo. ¿Cuándo has oído a un niño quejarse del clima?. No lo hacen. Saben por intuición que hay que adaptarse al curso de las cosas.
¿No es cierto que nos petrifica y deleita la honestidad de los niños?: "¿Por qué estás tan viejo?", "¿ya te vas a morir?", "¿por qué le pegas a la mesa?", "El papá de Jhonny siempre se ríe, ¿porqué tu no?".
Los niños tienen gran capacidad de recuperación psicológica y una enorme determinación. Si quieren algo lo consiguen, no se dan por vencidos. Por eso los oímos insistir "¿me compras un helado?", "!quiero un helado!". Su perseverancia es digna de admirarse e imitarse. Su imaginación es enorme, les permite aprender, retener, desarrollarse a toda prisa en todo lo que hacen ....
...Una de las características más maravillosas es que el presente los absorbe totalmente. Consiguen involucrarse por completo en lo que hacen, trátese de observar un escarabajo o realizar un dibujo ...
Al llegar a la edad adulta aprendemos el arte de angustiarnos por una multitud
de cosas. Permitimos que las preocupaciones del futuro y los problemas del
pasado se agolpen en el presente, lo cual nos torna ineficientes y nos hace
infelices..."