Hay que proceder con mucho respeto y
cuidado al investigar, analizar, juzgar y comentar este importante
canal que abastece al gran promedio de los habitantes de barrio Colombiano.
Hay en el aire, infinidad de suposiciones,
comentarios no sustentados y creencias, acerca del estado de competitividad de
las tiendas en Colombia y sobre el futuro de ese canal, en el contexto
comercial.
Es muy importante dejar sentado el
concepto de que, la lenta evolución de las tiendas tiene unas razones
sustentables de marca mayor, que ameritan un estudio antropológico profundo de
las fuerzas del mercado, de lo social, de lo político y de lo económico. Y que,
de todas formas esto no es una crítica, sino más bien un documento que invita a
la reflexión para promover el cambio.
El tendero Colombiano, en términos
generales tiene una considerable y respetable sabiduría, originada en la
experiencia cotidiana transmitida y aprendida en las costumbres culturales de
los millones de clientes compradores-consumidores atendidos diariamente. Este
conocimiento tiene que ponerse sobre la mesa, a la hora de considerar un
proyecto de modernización y actualización. La tradición cultural es fundamental
en el análisis antropológico, orientado a conseguir y acelerar unos resultados
de evolución y actualización.
Si nos remontamos a la antropología de la
tienda Colombiana, nos encontramos con que los fundadores y primeros
practicantes de éste formato tienen exactamente la misma edad de la historia de
Colombia. Eso representa mucho tiempo. Y a la vez una tremenda influencia
cultural.
Las costumbres comerciales para el diseño,
montaje y la operación de las tiendas tradicionales, se originaron y/o
heredaron realmente de varios de aquellos antiguos modelos y situaciones.
En otras palabras, la tienda nuestra de
hoy, tiene una historia y un proceso largo, que se ha cocinado con muchos
hervores, muchos ensayos errores y muchos esfuerzos culturales.
Sabemos por el estudio antropológico, que
las familias, de nuestro país, enmarcadas en un estrato socio-económico
medio y bajo, con toda su necesidad de subsistencia, fueron desde tiempos remotos,
quienes dieron origen al formato de pequeño e improvisado almacén de
barrio.
Estas primeras e incipientes tiendas, que
heredaron su nombre del lenguaje árabe, se montaron, como diríamos hoy “con las
uñas” , con muy escasos recursos y muy poco conocimiento. Lo que hoy podemos
apreciar en su forma y en su funcionamiento, es un muy directo reflejo. Es que
la falta de cultura, de educación, y una pobre trasmisión de conocimientos
solo pueden producir el resultado lógico actual.
El espacio lo sacaron o arrebataron de la
vivienda familiar, improvisando un cuarto, un garaje o el salón social, que
tuviera ventana o puerta hacia la acera.
El amueblamiento, que hoy conserva un
sabor colonial-republicano, simplemente se originó en un mesón para exhibir la
mercancía y en alguna repisa o anaquel de pared que permitiera cargar y mostrar
el inventario o surtido. Así de sencillo y lógico, fue el origen dela
tienda.
Hoy, con nuestra imperante pobreza,
aún cargamos parte de ese estilo, con la falta de recursos y conocimiento,
claro que influenciado por los avances de las comunicaciones, la tecnología y
los recursos económicos de algunas pocas familias comerciantes, que han tenido
acceso al conocimiento. Es preciso recordar que la familia Colombiana,
fundadora de las tiendas, hace parte del gran 81% actual de estratos
técnicamente pobres.
En el esquema actual de la tienda, todavía se observan y conservan
múltiples detalles de ese inicio.
Recordemos que por aquellos tiempos no
existían los grandes almacenes actuales, y los pocos que se habían creado,
circundaban la plaza principal del pueblo en cuestión, con un tamaño muy
pequeño de no más de 50 o 80 mts cuadrados.
La plaza principal de los pueblos siempre
se constituyó en el centro de ejercicios comerciales, itinerantes o efímeros,
adonde acudían compradores y comerciantes, cada semana, a resolver su
subsistencia. Este ejercicio siempre que fuera posible con un toldo-mesa de
exhibición. Allí se aprendieron las posibilidades de exhibición, que luego se llevaron
a la tienda, buscando mayor estabilidad comercial y permanencia en el servicio
al cliente.
Así, la tienda fue evolucionando
lentamente y jalonada por las incipientes exigencias del comprador, que muy
poco informado estaba sobre la oferta comercial.
El comprador acomodado en lo poco que
conocía, utilizaba los recursos de la tienda, no exigía, y el tendero
ignorante, poco inquieto, y desconocedor, poco se preocupaba por mejorar su
propuesta comercial. Los esfuerzos de distribución de la industria apenas daban
sus primeros pasos.
EL CONTEXTO ACTUAL
La industria y los productores con toda su
necesidad de distribución, para colocar sus productos en manos de los clientes
compradores, han desarrollado una gran variedad de importantes contribuciones y
ayudas nuestra tienda colombiana. Basta con mencionar algunas de ellas por
categorías como: refrescos, cervezas y snacks. De la mano con las ayudas
de exhibición, han contribuido con modelos de manejo de la información y capacitación.
Pero, en los últimos 70 años ha sido más
bien poco el aporte proporcional de la industria, a las necesidades de mejoramiento
de la tienda, tal vez uno de los canales más importantes, en tamaño y muy probablemente
en consumo.
Hoy, las cosas han cambiado. El numero de
productores, el transporte organizado, las comunicaciones de todo tipo, la
administración, las leyes, la industria de la exhibición comercial, el
mercadeo, la arquitectura y por supuesto los clientes compradores consumidores.
Este cambio ha llevado a la tienda a tener que cambiar para poder
competir.
Enumeremos solo 10 aspectos en los que la tienda tradicional debe trabajar
para evolucionar a tono con la época:
1. El puesto de pago, cómodo, ágil, fácil, eficiente, inteligente y
sistematizado.
2. La exhibición coherente a la disponibilidad de espacio, y a la coordinación
de los clientes y operadores
3. El surtido, la variedad del portafolio de opciones y las
especialidades.
4. La posibilidad de autoservicio o asistencia capacitada y profesional.
5. La iluminación integral.
6. Los accesos convenientes al tráfico de clientes operarios y
proveedores.
7. Los exhibidores especializados con
temperaturas requeridas por los productos.(frío y calor).
8. Las posibilidades especiales de
exhibición por categorías. (fruver, refrescos,licores entre muchos más).
9. Los recursos de contenedores de ayuda
para comprar. (canastillas, carros,bolsas).
10. Una diagramación espacial coherente al
volumen de mercancía, clientes, operarios y proveedores.
Éstos 10 conceptos, MÁS un
modelo de administración adecuado a la relación comercial numérica,
social y cultural con los proveedores, debe ser el rutero para evolucionar la
tienda tradicional Colombiana.
La industria por supuesto debe hacer
un aporte, sino de relación 70/30 de un50/50 mínimo. Esto para
beneficio de la relación integral tienda-cliente-proveedor. El progreso de
nuestro país está altamente cimentado en el negocio familiar: la tienda de
barrio.
Mauricio Arango Echavarría.
Consultor
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