viernes, 21 de junio de 2013

Mercadeo: El servicio y atención al cliente: una actividad importantísima...

Algunas organizaciones han necesitado bastante tiempo para percatarse de que no basta con fabricar un producto estupendo para que los clientes acudan a ellos y, lo que es quizá más importante, sigan acudiendo a ellas. 

¡Cuántas veces no hemos pronunciado, u oído pronunciar, frases como: "Nunca volveré a comprar ahí... Su servicio posventa no sirve para nada"! No cabe duda de que la calidad del servicio y atención al cliente juega un papel importante en el proceso decisorio sobre qué producto hay que comprar o volver a comprar.

Por desgracia, puede ocurrir que los clientes no aprecien los aspectos técnicos más refinados del diseño de nuestro producto, aunque éstos representen muchas horas o años de investigación y esfuerzos esmerados.
Pero sí notarán enseguida la frecuencia con la que se estropea el producto, la facilidad o dificultad que entraña su reparación y si, en sus relaciones con nuestra empresa, notaron que fueron tratados bien o, por el contrario, se llevaron la impresión de que resultaban molestos. ¿Nos parece esto injusto? Por supuesto que lo es, pero los clientes no tienen la suficiente pericia técnica para poder valorar el rendimiento del producto. 

Los clientes sólo pueden sacar conclusiones de lo bien o mal que, según ellos, se porta la empresa en los ámbitos que entienden mejor. Yo puedo no entender todos los mecanismos del motor de combustión interna; pero sé que no quedo contento cuando noto que al devolverme mi coche en el taller, han dejado huellas grasientas por toda la carrocería.

En el seno de muchas empresas se ha producido un desplazamiento del énfasis en los últimos diez años. Antes se estilaba suministrar un producto cuya calidad fuera adecuada, y luego proporcionar un servicio de recambios y mantenimiento casi por necesidad, dado que el producto necesitaría ser reparado en una fase más o menos temprana. 

Este enfoque del servicio tendía a ser de "poca monta" y funcional en vez de considerarse una estrategia importante. Para ser francos, había unas cuantas voces solitarias, sobre todo de personas con un elevado grado de contacto con el cliente, que decían que había que tomar medidas más decididas en el tema de la atención al cliente; pero tales voces eran escasamente escuchadas. En la actualidad el panorama ha cambiado sustancialmente. Empleando un estereotipo bastante usado, "no se trata ya tanto de asegurar al producto, sino de asegurar al cliente".


El peligro, de haberlo, es que el servicio y atención al cliente se convierta también en un estereotipo. No hay organización que, en un mayor o menor grado, no suscriba la idea de que hay que mimar al cliente. El peligro estriba en que la dirección crea que ello ocurre sólo porque ha aparecido un nuevo lenguaje centrado en el cliente. Las organizaciones están empezando a comprender que es vital atender bien al cliente, como es también fundamental perfilar los costes y la calidad del proceso productivo. Las mejoras no se dan sin una acción directa encaminada a cambiar la manera de hacer las cosas, y esto es especialmente válido para el servicio y atención al cliente

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