Para
servir uno tiene que estar liviano de prejuicios, de prevenciones y hasta de
viejas historias dolorosas, porque el servicio es
una de las mayores manifestaciones de la libertad individual.
Un
buen servicio
puede ser un elemento transformador del mundo que vivimos.
El servicio
justifica nuestra razón de ser sobre la tierra. El reto es dejar este planeta
mejor de lo que lo encontramos.
Solo hay servicio si
uno se abre a la trascendencia y vibra con el espíritu.
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