domingo, 4 de agosto de 2013

¿Cómo generar y mantener una actitud de cambio dentro de las instituciones? No 6 Por: Elías Alvarez Bueno...


Asesor de Empresas.



La sabiduría de alguien que se recuperó de la compulsividad por los detalles es... poner de primero las piedras grandes.


Al consultorio de un psicólogo acudió un empleado institucional; al psicólogo le bastaron pocos minutos de diálogo para identificar que se trataba de un caso de obsesión compulsiva  por los detalles. El empleado le describía al psicólogo todo el proceso a través del cual había ido asimilando administración por objetivos, indicadores de gestión, evaluación periódica del desempeño, hacerlo bien desde la primera vez, calidad total, satisfacción total, cero defectos. Este empleado se había obsesionado compulsivamente por la perfección en todos los detalles y toda desviación de la perfección esperada representaba para él una amenaza y un sobreconsumo de energía.


El psicólogo era un experto en lo que se llama "terapia rápida" que, muy en resumen, consiste en ayudarle al consultante a tener vivencias muy intensas, dentro de un corto lapso, sobre conductas saludables que reemplacen a otras conductas que  no saludables.




El psicólogo, de debajo de la mesa sacó un jarrón de vidrio, de boca ancha y lo puso sobre la mesa; luego le dijo al consultante que siguiera haciendo lo siguiente: saca de ese costal rocas del tamaño de un puño y comienza a colocarlas una por una dentro del jarrón.


Cuando el jarrón estaba lleno hasta el tope y no se podían colocar más, el psicólogo le  preguntó al consultante: ¿esta lleno este jarrón?. El consultante dijo: si... Entonces le replicó: está seguro?. Sí, respondió el consultante.



Ahora de debajo de la mesa saca un balde que hay ahí con piedras mas pequeñas; comienza a colocarlas una por una en el jarrón hasta que queden bien acomodadas en los huecos dejados por las piedras grandes luego de una pequeña sacudida del jarrón. 



Cuando el consultante había hecho esto, el psicólogo le preguntó una vez más: ¿está lleno este jarrón?. Esta vez el consultante supo lo que vendría y respondió en voz alta: probablemente no.



Muy bien contestó el psicólogo. Ahora, de debajo de la mesa saca un balde con arena y comienza a echarlo en el jarrón hasta que la arena se acomodó entre las piedras grandes y pequeñas. Una vez mas el psicólogo preguntó: ¿esta lleno este jarrón?. Esta vez el consultante respondió con seguridad: ¡no!




¡Muy bien! contestó el psicólogo y le hizo otra petición al consultante: ahora saca de debajo de la mesa un jarrón con agua y comienza a vaciarla sobre el jarrón que contiene las piedras grandes, las pequeñas y la arena hasta que quede lleno.




Cuando terminó, miró al consultante y, una vez mas, le preguntó: ¿está lleno el jarrón? a lo que todo él respondió: sí.

¿Cual crees que es la enseñanza de esta demostración?. El consultante dijo: la enseñanza es que no importa que tan lleno esté tu horario; si lo intentas siempre podrás incluir más cosas.



!No!, esa no es la enseñanza, replicó el psicólogo. La verdad es que esta demostración nos enseña lo siguiente:

Si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento; si tomas otro jarrón y empiezas a llenarlo al revés, es decir, empezando por verter el agua y culminando por echar al jarrón las piedras grandes, tú mismo podrás comprobar lo que te acabo de decir.

Ahora respóndete a ti mismo:



¿cuáles son las piedras grandes en tu vida?,
¿un proyecto que tu deseas hacer funcionar?,
¿tiempo con tu familia?,
¿tu fe, tu educación, o tus  finanzas?,
¿alguna causa que desees apoyar?,
¿enseñar lo que sabes a otros?.  


Recuerda: pon estas piedras grandes primero o luego no encontrarás lugar para ellas.


Así que hoy en la noche o mañana al despertar, cuando te acuerdes de esta intensa vivencia, responde tu mismo la pregunta ¿cuáles son las piedras grandes en tu vida?; y una vez las encuentres, corre a ponerlas primero en tu jarrón.

!A buscar las piedras grandes!

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