ENTRE PENSAMIENTO LENTO O PRECIPITADO, PREFIERE LO PRIMERO.
Por Elías Alvarez Bueno
El lector puede constatar que dentro de los grupos es considerada muy inteligente y admirable aquella persona que responde con rapidez los interrogantes o cuestionamientos de los demás; también se puede recordar que en las aulas es premiado aquel alumno de respuesta rápida. Y hay pruebas psicológicas que para medir la capacidad intelectual se basan en la rapidez. Por el contrario, aquella persona que se da tiempo para pensar, que se abstiene de responder aceleradamente o que hace preguntas antes de responder muchas veces es calificada como poco inteligente, muy vacilante, temerosa o indecisa. También en las instituciones se ha venido creando la «cultura de la inmediatez», que consiste en querer que todo sea para ya.
Por el contrario, el líder de mi historia, a diferencia de muchos otros dirigentes, tiene más aciertos y menos errores porque siendo cuidadoso en su proceso de pensar veo que él resulta más razonable, más acertado; él le da cabida a la intuición, esa facultad que se nos manifiesta a través de eso que llamamos «corazonadas» o «pálpitos». Amigo lector, hágale caso a sus corazonadas; la intuición no se equivoca.
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