La lección es que algunas
veces se tiene que poner una energía enorme en la venta interna, antes de
obtener la venta externa.
Los programas que reconocen
el poder de la simplicidad y la consistencia, son los que más a menudo
triunfan.
Hay momentos en los que
tiene que cambiar su producto, como una manera de escapar de las presiones
competitivas. Cuando tratar de pegarle a la bola no es suficiente, lo que debe
perseguir es una versión “nueva y mejorada” que le permita ascender por encima
de su competencia.
Algunas veces tiene que
cambiar cosas hoy, para estar listo para mañana.
Apréndase
unos cuantos trucos
Las cosas que tenemos que
aprender antes de hacerlas, las aprendemos haciéndolas.- Aristóteles-
El mensaje verbal en sí,
parece crear un sentimiento más positivo para el producto en la mente de las
persona. Confucio lo dijo: Una imagen vale más que mil piezas de oro. No palabras,
oro.
El oído es más rápido que el
ojo. Varias pruebas han mostrado que la mente es capaz de entender una palabra
hablada en 140 milésimas de segundo. Una palabra impresa, por otra parte, es
capaz de ser entendida en 180 milésimas de segundo.
No solamente se oye más rápido
de lo que se ve, sino que lo que se oye dura más que lo que se ve. El tono de
la voz humana le da a las palabras un impacto emocional que las palabras
impresas en si no puede impartír.
Una palabra vale más que mil
imágenes. De hecho, ¿Cuántas veces ha visto imágenes tratando de representar
conceptos? Palabras tales como confiabilidad, veracidad, servicio, amor.
Usted ve lo oye, lo que el
sonido lo ha llevado a esperar ver, no lo que el ojo le dice que ha visto. Lo
impreso es un medio segundario que existe como una representación y apoyo del
medio primario que es el sonido. El ritmo de las palbras puede ser un método
poderoso de memoria.
Una marca registrada en la
mente – Posicionada – es a “menudo “ la posesión más valiosa de un negocio
comparada con todas las otras posesiones combinadas. En la Biblia dice: Vale
más tener buena fama y reputación, que abundancia de oro y plata.
Los paralelos entre la
guerra y el mercado son enormes. En los negocios, el terreno es el mercado. El
enemigo es la competencia, el objetivo es la mente del consumidor, las armas
son los medios.
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