Antes de comprometerte en algo, piensa primero si podrías salir de
aquello, sin tomar en cuenta lo que te ofrezcan tus vecinos.
Cuídate de los que dan consejo en busca de su propio beneficio, y no por
hacer realmente un bien.
En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor.
Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.
No te llenes de apariencias vacías. Llénate mejor siempre de buen
juicio.
Procura ser comprensivo e indulgente, pues siempre sucede que el mal que
generamos, tarde o temprano se regresa en contra nuestra.
Si intentas entrar a terrenos desconocidos, toma primero las
precauciones debidas, no vayas a ser derrotado por lo que no conoces.
Si tienes una necesidad inmediata, de nada te servirá pensar
satisfacerla con cosas inalcanzables.
Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.
Antes de decidir unirte a una campaña, mide primero la capacidad de los
posibles adversarios.
Nunca le pidas lecciones a los tramposos, pues tú mismo serás el tema de
la lección.
No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.
Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que
te dañe.
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